Estados Unidos completó ayer 10 vuelos con destino a Ucrania en los aeropuertos de la capital Kiev y en la ciudad Boryspil desde el 22 de enero. Son más de 800 toneladas de municiones, lanzagranadas y armas de varios calibres los que ha entregado a Ucrania para «fortalecer sus capacidades de defensa».
Cada «avión con asistencia técnico-militar» ha trasladado entre 70 a 85 toneladas de municiones, de acuerdo con las publicaciones del ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, quien agradece a su máximo aliado en cada ocasión por los cargamentos.
Solo ayer arribaron dos vuelos. «¡Hoy es un día de puertas abiertas en el aeropuerto de Boryspil! Justo detrás del noveno pájaro de los Estados Unidos, voló el décimo pájaro», compartió el funcionario en su cuenta de Twitter.
Al aporte de «nuestros amigos de Estados Unidos», como llama Reznikov al país norteamericano, se sumaron los «regalos» de Inglaterra. Entre el 8 y 9 de febrero, el gobierno entregó a Ucrania chalecos antibalas, cascos y otros artículos militares. «Gracias a nuestros socios por su inquebrantable política y diplomacia, apoyo y asistencia militar», publicó Reznikov.
Las tensiones por el despliegue militar ruso en la frontera con Ucrania no culminan desde hace meses; sin embargo, Ucrania ve «posibilidades reales de un arreglo diplomático» de la crisis con Rusia, tras los esfuerzos realizados por los europeos en los últimos días para evitar un conflicto mayor, aseguró ayer el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kuleba.
«Hoy existen posibilidades reales de un arreglo diplomático», declaró Kuleba, al recibir a su homólogo español José Manuel Bueno, tras las visitas del presidente francés, Emmanuel Macron, a Moscú, Kiev y Berlín.
Según el funcionario, la situación es «tensa, pero bajo control». El martes, Macron aseguró desde Ucrania que el presidente ruso, Vladimir Putin, había prometido el lunes no ser «la causa de la escalada».
Kuleba consideró también que las sanciones elaboradas por la Unión Europea y Estados Unidos en caso de una invasión rusa y que «prevén decisiones sin precedentes, muy dolorosas para Rusia» son un elemento disuasivo importante.
Rusia provocó las tensiones actuales porque «trata de vengarse por la derrota de la URSS (Unión Soviética) en la Guerra Fría», opinó.
Ahora, dijo, «se trata de preservar toda la arquitectura de seguridad en Europa» construida en los últimos 30 años.
La presencia de más de 100.000 soldados rusos en la frontera ucraniana hace temer a los occidentales una invasión de Ucrania por parte de Rusia.