Mayra Elizabeth Díaz, docente del Centro Escolar Cantón Guadalupe, en San Marcos, tiene 60 años de edad y durante mucho tiempo ha sufrido de diabetes e hipertensión, las cuales, afectan gravemente su salud.
Actualmente tiene 37 años de docencia, y decidió ponerse la vacuna para evitar enfermarse de la COVID-19 y sufrir complicaciones más graves.
«Para mí fue una bendición porque con las enfermedades y la edad, el coronavirus me afectaría. Ahora, con la vacuna, me siento más tranquila. Pronto vendré por la segunda dosis y agradezco haber sido tomada en cuenta en la jornada», indicó Díaz.
Los maestros como Mayra, que tienen hipertensión y diabetes, fueron evaluados por los enfermeros posterior a la aplicación de la vacuna.
La vacuna que se aplica a los docentes salvadoreños, ha sido distribuida a millones de ciudadanos de Brasil, Chile, Turquía, entre otras naciones que están avanzadas en el proceso de inmunización colectiva. Es por ello que los formadores explicaron sentirse seguros con el fármaco y no tuvieron reacciones inmediatas.