Paula Antonia Elías tiene 87 años, de los que 30 los ha dedicado a elaborar el tradicional atol shuco. Una bebida caliente por la que muchos la buscan todos los días en el parque central del distrito de Tecoluca, en San Vicente Sur, a partir de las 3 de la tarde.
Toña, como dice que la reconocen en la ciudad, es madre de cinco hijos y tiene 10 nietos, y sin duda es un ejemplo no solo para su familia, sino que también para los residentes en este pueblo.
La mala situación económica hizo que buscara una opción de ingresos allá por 1994 para ayudar a su familia. En aquel momento también hacía poleada, pero luego se quedó con el atol shuco.
«Me decidí a hacer atol shuco y le gustaba a la gente. Antes lo hacía acidito, pero algunas personas me dijeron que así ya no […], así que hoy lo hago del mismo día y no queda ácido», narra al momento que atiende a un cliente que buscaba esta bebida tradicional que solo ella vende en el lugar.
La bebida a base de maíz se sirve en huacal de morro, se le agrega alguashte, frijoles, chile picante y limón, o según los ingredientes que quieran los clientes de todas las edades.
«Todos toman atol shuco, y cuando no vengo ahí están preguntando», expresa Toña, quien descarta lo que dicen «de que solo a los señores les gusta el shuco».
Pese a su edad, confiesa que no ha pensado en dejar de elaborarlo y llevar esta tradición al parque, aunque sus hijos se lo han recomendado.
«Ellos me dicen que ya no venga, que me puedo caer o porque tengo que cruzar la calle; pero uno tiene que venir», agrega, ya que, según dijo, para ella también es importante contar con su propio dinero.
El huacalito de shuco cuesta $0.25. Comenta que hay días en los que la concurrencia de clientes baja, pero en otros sube; sin embargo, dice que siempre está en el lugar, a menos que haya «atrasos en la casa».
Para encontrar a Toña y disfrutar de la bebida que prepara, quienes deseen pasar comprándole, se encuentra en la esquina opuesta de la alcaldía de Tecoluca, en el parque de la ciudad.
«A veces entran hasta aquí, pasan en sus carros y compran», comenta la emprendedora, madre y abuela, y agrega que cuando eso ocurre vende más su tradicional atol.