El mismo día, dos expresidentes centroamericanos fueron condenados por tribunales por delitos cometidos mientras ejercían el control del Gobierno. En Nueva York, el juez Kevin Castel condenó a Juan Orlando Hernández, exmandatario de Honduras, a 45 años de cárcel y a pagar una multa de $8 millones por tráfico de drogas y de armas.
En San Salvador, el Juzgado Quinto de Sentencia condenó a ocho años de cárcel al primer presidente del FMLN, Mauricio Funes, por el delito de casos especiales de lavado de dinero. En el caso de Funes, se trata de la tercera condena que recibe.
A diferencia de Hernández, que está detenido, Funes huyó del país y se refugió en Nicaragua, donde el régimen orteguista lo nacionalizó, al igual que con su correligionario, el excomandante de las FPL y segundo presidente del FMLN, Salvador Sánchez Cerén, quien también huye de la justicia para no enfrentar los procesos por corrupción.
Hernández se creía intocable después de haber sido presidente y haber controlado mucho poder, además del dinero que le pagó el crimen organizado. Sin embargo, el nuevo gobierno, dirigido por Xiomara Castro, lo entregó a Estados Unidos para que fuese juzgado.
La justicia salvadoreña trabaja sin descanso para procesar al expresidente Funes. Esta última condena está ligada a un soborno que recibió. De acuerdo con el expediente judicial, el efemelenista recibió una avioneta valorada en $1 millón a cambio de favorecer a un empresario guatemalteco, a cuya empresa adjudicó la construcción de un puente entre los distritos de San Pablo Tacachico y Nueva Concepción.
Para Funes, esta última es la tercera condena que recibe. Entre las tres suman 28 años de cárcel, razón por la cual buscó la manera de blindarse para evitar ir a prisión como su colega de ARENA Antonio Saca, que fue condenado también por corrupción.
Los delitos por los cuales Funes ha sido condenado incluyen la tregua de pandillas, que presentó como un «proceso de paz», pero que implicó el fortalecimiento de los grupos delincuenciales, al haber recibido dinero público. Del mismo modo, profundizaron y complejizaron sus estructuras de negocios criminales. Además, a Funes se lo condenó también por defraudación al fisco.
Al primer presidente del FMLN se lo acusa también de haber saqueado $350 millones de las arcas del Estado para enriquecerse él, su círculo cercano y otros miembros de su gabinete. Todos prófugos y escondidos en otros países.