La visita del presidente Nayib Bukele a Washington D. C., que culminó en un encuentro con el presidente Donald Trump el 14 de abril de 2025, marca un hito en la relación bilateral, especialmente en lo que respecta a la cooperación en materia de seguridad. Los acuerdos alcanzados, aunque aún sujetos a detalles y ejecución, delinean una estrategia conjunta para enfrentar las amenazas del crimen organizado transnacional, un flagelo que afecta a ambas naciones.
El eje central de las conversaciones giró en torno al combate a las estructuras de crimen organizado transnacional, particularmente el Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha (MS-13), cuya influencia se extiende más allá de las fronteras salvadoreñas, impactando la seguridad de las comunidades en Estados Unidos (EE. UU.). El enfoque de la administración Trump, caracterizado por su firme postura en materia de seguridad fronteriza y lucha contra el crimen transnacional, encontró eco en la política de guerra contra las pandillas del Gobierno salvadoreño. La estrategia del Plan Control Territorial ha sido reconocida y elogiada por todos los altos funcionarios de EE. UU.
Los principales puntos tratados fueron, y en mi opinión se pueden resumir de la siguiente manera:
Cooperación migratoria: se destacó el rol de El Salvador en la recepción de migrantes deportados desde EE. UU., especialmente presuntos integrantes de pandillas como el Tren de Aragua y la MS-13, quienes son enviados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot). Trump elogió este modelo como un ejemplo para otros países, mientras el presidente Bukele reafirmó su compromiso para ayudar a EE. UU. con problemas de delincuencia y terrorismo.
Seguridad y lucha contra el crimen: ambos líderes enfatizaron su alianza para combatir el crimen organizado transnacional. El presidente Bukele ofreció apoyo para abordar el «problema de delincuencia» en EE. UU., y Trump agradeció los esfuerzos de El Salvador en materia de seguridad.
Caso de supuesta deportación errónea: se abordó el caso de Kilmar Ábrego García, un salvadoreño deportado a El Salvador. A pesar de una orden de la Corte Suprema de EE. UU. para facilitar su retorno, el presidente Bukele afirmó no tener autoridad para devolverlo y se negó a liberarlo argumentando que no permitirá la liberación de «terroristas» en su país. Trump respaldó esta postura.
Ingreso de El Salvador al programa Global Entry: posterior a la reunión de los presidentes, el ministro de Justicia y Seguridad Pública de El Salvador, Héctor Gustavo Villatoro, y la secretaria de Seguridad Nacional de EE. UU., Kristi Noem, firmaron un convenio para el ingreso de El Salvador en este programa, siendo el primer país centroamericano con el beneficio de ingresar de manera rápida a territorio americano.
La reunión reflejó una relación de sintonía entre ambos líderes, marcada por elogios mutuos y un enfoque en políticas de mano dura y del respeto a la ley y el orden. Lo cual presagia un fortalecimiento en la cooperación bilateral en seguridad nacional.
No obstante, la implementación de estos acuerdos enfrenta desafíos significativos. La cooperación en inteligencia requiere la construcción de confianza y el establecimiento de protocolos claros para el intercambio de información. La lucha contra el tráfico de armas exige una estrecha coordinación entre agencias de seguridad de ambos países. Y la implementación de programas de desarrollo social son aspectos sobre los cuales ambos Gobiernos deben desarrollar una inversión sostenida y una visión a largo plazo.
En conclusión, la visita del presidente Bukele a Washington D. C. y los acuerdos alcanzados representan un nuevo capítulo en la relación bilateral entre El Salvador y EE. UU. La cooperación en materia de seguridad, especialmente en la lucha contra el crimen organizado transnacional y las pandillas transnacionales, se fortalece, se reconoce a escala de la nación más poderosa el éxito y grandes avances de El Salvador en seguridad y del modelo de prisión de máxima seguridad (Cecot), pero su éxito dependerá de la voluntad política de ambas naciones y de la capacidad para superar los desafíos que se presentan.