Desde las 12 de la madrugada de este viernes, el Gobierno de Estados Unidos se despidió de la expulsión exprés del Título 42 y la reemplazó con la rigurosa deportación acelerada del Título 8 en las fronteras con México. Los migrantes que lleguen a los puertos de entrada sin una cita previa de petición de asilo o que no demuestren que solicitaron este beneficio en un país de tránsito y fueron rechazados estarán sujetos a consecuencias más graves.
Ayer, el subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Blas Nuñez-Neto, reiteró durante una conferencia telefónica que las fronteras no están abiertas y que se aplicarán medidas muy serias para los migrantes que crucen de manera irregular.
Con el Título 8, los migrantes serán entrevistados por agentes fronterizos para determinar si existe «miedo creíble» o motivos suficientes para quedarse en territorio estadounidense. De no ser así, las autoridades aplicarán de forma automática la deportación inmediata. Solo ese primer paso es un verdadero desafío para los migrantes. Organizaciones humanitarias cuestionan que los agentes son racistas o que no tienen la capacidad para atender a esta población.
Además, para las personas deportadas, desde hoy queda prohibido el reingreso durante cinco años. Esto deja sin efecto las peticiones de asilo y deberán enfrentar un proceso penal por intentar ingresar de nuevo irregularmente.
«Estamos ampliando significativamente el uso de la expulsión acelerada. Esta es la consecuencia tradicional bajo las autoridades de inmigración, a la que denominamos Título 8, para las personas que se encuentren en puntos tratando de ingresar de manera ilícita», indicó Nuñez-Neto.
El director de políticas en el Consejo de Inmigración Estadounidense, Aaron Reichlin-Melnick, señaló que la nueva restricción de asilo opera en gran medida como una «prohibición de entrada», que bloquea el asilo para las personas que cruzan la frontera entre los puertos de entrada. «Es una semana trascendental en el mundo de la inmigración, pero quiero recordar que los inmigrantes de los que estamos hablando son personas con esperanzas y sueños, no invasores», publicó en su Twitter.

MÁS CAMAS DE DETENCIÓN
El directivo de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), Jonathan Blazer, divulgó el miércoles que el presidente Joe Biden «ha cerrado la posibilidad de asilo en Estados Unidos a la mayoría de las personas […] Está terminando el trabajo del expresidente Donald Trump».
Pero esas no son las únicas medidas con el levantamiento del Título 42. El Gobierno dio potestad a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, siglas en inglés) y a la Oficina de Aplicación de la Ley del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, siglas en inglés) para ampliar más sus capacidades de detención, lo que conlleva al aumento de los vuelos de expulsión y el traslado de agentes y oficiales a regiones de «alta prioridad a lo largo de la frontera suroeste», como ocurrió el martes en El Paso, Texas.
Incluso, ICE dispondrá de 5,000 camas más esta semana en los centros de detención. Nuñez explicó que solo en el último año, se extendió la capacidad con más de 7,000 camas en las instalaciones. Además, el Gobierno desplegará hasta 4,000 agentes en las fronteras, como una barrera humana contra la migración.
El Secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, señaló el miércoles que se triplicará el número de vuelos semanales de deportación para algunos países. Los registros indican que, cada semana, ICE realiza hasta 66 vuelos de repatriación desde Estados Unidos y que si la cifra se triplica ascenderá a 198 vuelos. En cada viaje abordan aproximadamente 130 personas.
