Con el avance tecnológico, el arte digital (el que se crea a través de un medio digital vía gadgets o computadoras) ha crecido significativamente. La tecnología ha dado un sinfín de posibilidades de innovar y crear.
Dentro de ese mundo infinito, Fredy Solan, un artista salvadoreño residente en Berlín, Alemania, encontró la manera de fusionar las artes plásticas con la música, el color y la luz.
«Mi obra es la transición entre lo análogo y lo digital. La intención es utilizar elementos de lo análogo y elementos de lo digital para convertirlo en un artefacto artístico que se fusione como uno solo. Es buscar nuevas formas de percibir la pintura viva, que ya no sea estática y, al mismo tiempo, que dependa de otros elementos para existir, como la música, el espacio y la composición, además da la apertura para que otros artistas influyan», relata Solan.
El creador de las obras en movimiento utiliza la pintura tradicional como base de las artes plásticas la cual combina con la tecnología para modificarla digitalmente y transformar cada pieza de una manera única a través del sonido.
«Yo construyo un lienzo en físico (plasmado de forma pictórica abstracta) y este lienzo ya está inspirado en la ciencia, en la refracción de las ondas de luz. Luego, esto está metido adentro de un software de ingeniería de inteligencia artificial y este software traduce a través de la música las imágenes de la pintura en una pintura viva, en movimiento, que reflejan colores desde el espectro sonoro», explica. El deseo de innovar en el mundo artístico, según Fredy, le viene del afán por querer hacer cosas nuevas, diferentes, ya que desde pequeño se interesó en el arte, pero de una manera muy distinta a la tradicional.
«Me acuerdo que mi profesor de pintura hizo una exposición en el parque local y seleccionó todos los trabajos menos el mío, porque yo proponía hacer cosas diferentes. Él pedía un paisaje, yo lo hacía; pero coloreaba los troncos del árbol en azul, la copa era multicolor. Parecía que la intención de reflejar la realidad no encajaba conmigo», recuerda.
A medida que iba experimentando salir de lo convencional, desarrolló la pasión de crear nuevas formas y modificar piezas artísticas. «Hice un grafiti invisible, también construí en Madrid, España, un edificio invisible con colores que no podemos ver a simple vista. Para visibilizar estos colores que no podemos ver se utiliza la tecnología y las ondas del sonido», agrega.
Tour de «Objetos imposibles»
Para dar a conocer su arte, Solan expuso hace unos meses su obra «Objetos imposibles». Su primer destino fue Guatemala, luego se trasladó a Honduras, posteriormente a El Salvador y finalizó en México. La idea central era la misma en cada presentación, pero nada fue igual en los países, ya que cada grupo musical que lo acompañó tenía su propio ritmo.



En El Salvador se presentó con el grupo Las 3 ramas del árbol. «Lo interesante del tour de “Objetos imposibles” es que puede diseñarse de multiformas porque depende de muchas conexiones, no solo de la pintura en sí, sino ya sea de la música o la tecnología. La intención es convertirlo en una herramienta que sea construida por sí misma y que exista combinada con otras cosas», detalló Solan.
El artista expresó que con esta gira de exposiciones busca cambiar la visión que se tiene del país en cuanto a las artes, además agradeció el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores que a través de la estrategia de Diplomacia Pública ha hecho posible proyectar a los artistas de la diáspora salvadoreña por medio de las representaciones diplomáticas y consulares del mundo.
«No vemos a nuestra gente en el exterior como un concepto ambiguo, sino que reconocemos en nuestra gente esta diversidad que la hace tan compleja, pero también tan rica», manifestó la viceministra de la Diáspora y Movilidad, Cindy Mariella Portal, al momento de la inauguración de la muestra en el país.
El criptoarte
Sumergido en la tecnología, Fredy Solan también ha buscado la manera de innovar creando «pinturas post analógicas» que formaron parte de la exposición «Quote Something From This Painting» o «Cita algo sobre esta pintura», la cual estuvo expuesta de manera cibernética a través de la plataforma digital alemana kunstmatrix.com. De esta exposición el artista creó cuatro obras en NTF que fueron vendidas a través de criptomonedas.

Según Solan, quien compra un NTF se convierte en su dueño y el nombre de esa persona aparece «sellada en la obra». Esta misma obra se puede revender y su valor aumentará porque el historial irá creciendo al igual que la seguridad del blockchain ya que será difícil de hackear.