Los gobiernos de corte socialista-comunista en Latinoamérica son los peor evaluados por sus ciudadanos y tienen los niveles más bajos de confianza de la población, según diversos sondeos de opinión desarrollados por casas encuestadoras de la región.
En su sondeo de mayo pasado, CID Gallup evaluó la gestión de 12 mandatarios, y el izquierdista Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, quedó —con el 32 %— en el cuarto peor lugar de aprobación de su trabajo al frente del Gobierno.
En el caso del izquierdista Gustavo Petro, presidente de Colombia, la población le dio una aprobación del 44 %, que lo dejó con la sexta peor nota de la evaluación del estudio de opinión, que según la ficha técnica de este tuvo un nivel de confianza del 95 %.
A estos datos de CID Gallup se suman los publicados el 17 de junio pasado por la casa encuestadora Datum Internacional, con sede en Perú, que evaluó a ocho mandatarios de Latinoamérica. Según este sondeo, el socialista Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ocupó la peor y última posición de simpatía ciudadana, con 1 %.
Gabriel Boric, presidente de Chile y exfundador de la coalición de partidos y movimientos de izquierda conocida como Frente Amplio, que compitió en las elecciones generales de 2017, quedó en la cuarta peor posición de la evaluación, con el 2 %. En la quinta peor casilla se ubicó su homólogo colombiano, Gustavo Petro, con el 4 % de simpatía ciudadana.
En la encuesta de Datum Internacional también salieron mal evaluados por sus ciudadanos los presidentes izquierdistas de México (Andrés Manuel López Obrador) y Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva), con el 6 % y 8 %, respectivamente.
Pese a su mala gestión y evaluación ciudadana, los gobiernos izquierdistas de Ortega, Petro, Maduro, López Obrador y Lula da Silva son defendidos y respaldados en El Salvador por el FMLN, que es la exguerrilla convertida en partido político que se define en el artículo 1 de su estatuto como «revolucionario y socialista».
René Martínez, sociólogo y docente universitario, considera que los gobiernos de izquierda son mal evaluados y no gozan de la confianza de sus ciudadanos porque han cometido actos de corrupción, que son prácticas que prometieron no copiar de la derecha política.
«Todos los gobiernos de izquierda en Latinoamérica salen mal evaluados porque no han hecho la diferencia con respecto de los gobiernos de la derecha tradicional y extrema, y se han dedicado a gerenciar el neoliberalismo y a administrar y aumentar la pobreza que prometen acabar. En términos ideológicos, los gobiernos de izquierda no son tales, y se han convertido en el ala izquierda de la derecha, razón por la cual el pueblo se ha decepcionado de ellos», analizó el sociólogo.
En el caso de Nicaragua, el FMLN se ha negado a condenar la captura de líderes políticos y religiosos, así como la represión en contra del pueblo causada por el régimen orteguista. En el caso de Venezuela, varios dirigentes del FMLN han dicho que representaba en términos político-ideológicos «un faro» para El Salvador.
En 2022 el FMLN publicó un comunicado para felicitar a Petro por su triunfo en las urnas. A inicios de 2023, Petro atacó el trabajo en materia de seguridad que realizaba el presidente Nayib Bukele, y dijo que el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), construido para recluir a pandilleros, es un «campo de concentración». Luego de esas declaraciones, Petro inició una serie de ataques en contra del presidente Bukele.
«Por eso el FMLN se siente identificado con gobernantes como Ortega y Petro, ya que se dedicó a hacer lo mismo que ellos: a formar gobiernos corruptos y contrarios a los intereses del pueblo», dijo el profesional de sociología.
Martínez añadió que, en términos de su gestión administrativa, «los gobiernos de izquierda, lejos de mejorar las condiciones de los servicios públicos, las han deteriorado».
El también sociólogo y analista Mauricio Rodríguez planteó que los políticos de corte izquierdista para llegar al poder recurren —como ocurrió en El Salvador con el FMLN— a discursos en los que prometen a la población una distribución equitativa de la riqueza; sin embargo, cuando los miembros del partido asumen sus cargos se olvidan de los sectores más necesitados.
«En el discurso dicen que al llegar al poder harán una distribución equitativa de la riqueza socialmente generada, pero en la práctica, cuando ellos ya gobiernan, lo que hacen es crear cúpulas y surgen nuevos burgueses, como el caso de Daniel Ortega y su grupo cercano, como el caso de Gustavo Petro y el caso de Venezuela, el surgimiento de nuevas élites», afirmó el sociólogo.
Asimismo, planteó que los gobiernos izquierdistas son repudiados porque desarrollan discursos de comunicación política que le generan a la población grandes expectativas de cómo será la sociedad si ellos llegan al poder, pero luego «salen con unas situaciones completamente diferentes y eso genera un desencanto en la población».