Karla Argüello tiene 51 años, tres hijos y dos nietos, de los cuales está orgullosa y feliz de verlos crecer. Hace unos años creyó que no lograría conocer a sus nietos, ya que desde 2009 ha enfrentado una dura batalla contra el cáncer y la fibrosis pulmonar.
Ese año le descubrieron cáncer en el seno e inició el proceso con la extirpación, luego recibió ocho ciclos de quimioterapia y sesiones de radioterapia. Ella padecía de asma y el tratamiento afectó sus pulmones, por lo que también usaba un tanque de oxígeno para respirar.
Para tratar la fibrosis recibió dosis de esteroides y ese medicamento le afectó el organismo generando un efecto parecido al de un paciente con diabetes que no puede cicatrizar heridas. Por lo tanto, la herida de la extirpación de la mama no cicatrizaba y en un año la cosieron ocho veces sin éxito, por lo que acudió al cirujano plástico para cerrarlo con un injerto, pero hizo necrosis. «Un implante interno no funciona para mí, yo uso implante externo, pero siempre uno necesita un reemplazo. Hoy que surge la oportunidad de obtener la prótesis es una bendición», indicó al recibir un implante que le donó la Asociación Salvadoreña para la Prevención del Cáncer (Asaprecan).
Después de años de medicamentos superó la fibrosis, pero hace dos años tuvo la infección por la COVID-19 y la enfermedad regresó. Actualmente usa un tanque de oxígeno permanentemente.
A pesar de las adversidades, Karla está feliz de contar con su familia y sus amigos. También la motiva inspirar a más mujeres para que no desistan en la lucha contra el cáncer. «Mis hijos me acompañaron en este proceso. En 2009, mi hijo pequeño tenía dos años y tuvo un gran impacto cuando me vio regresar del hospital, porque el esteroide había cambiado mi cuerpo, no tenía cabello y estaba conectada al oxígeno. En esa época no creía que lograría conocer a mis nietos, que amo», expresó.