El Chespirito de Ahuachapán cuenta que en su lugar de origen, la tierra de manantiales, Atiquizaya, desde 1958 se juega la lotería más pícara y que se ha hecho tan particular que la ciudad la considera su patrimonio, y desde el año pasado ya se conoce en algunos lugares de San Salvador.Edwin Ernesto Majico es el personaje que en Atiquizaya es popularmente conocido como Chespirito y relató que desde hace año y medio decidió aprenderse las figuras de la lotería de cartones y revivir este juego, que desde hace varios años atrás había desaparecido a pesar de que representa parte de la identidad y cultura popular de este municipio.
Majico es empleado del área de Desechos Sólidos de la alcaldía de Atiquizaya y en sus tiempos libres se instala en el parque 5 de Noviembre, un lugar emblemático donde por varias décadas los pobladores daban vida a la tradición de jugar los fines de semana esta lotería de cartones.
En su pueblo cobra $0.25 por cada cartón, es decir, por cada participante, y en eventos por show, según la cantidad de horas.
«Yo nunca he trabajado en una lotería, pero fui aprendiéndome las rimas para poder cantarla. Hubo una señora de Estados [Unidos] que hace seis meses me donó una bocina, y las demás cosas las he costeado con mi esfuerzo», expresó Majico.
El atiquizayense también expresó que se siente orgulloso porque ha logrado que esta lotería peculiar, por ser muy picaresca, sea reconocida en otras partes del país y afirma que logró «romper el hielo» (mostrarse por primera vez) con una presentación que hizo en la embajada estadounidense el año pasado y otra en el MARTE, de la capital.
Además, expresó que sueña con algún día obtener la visa y hacer una presentación en Estados Unidos con miembros de la diáspora de Atiquizaya, para que puedan recordar sus raíces.