El 2020 en El Salvador también ha sido sinónimo de dolor y dificultad como para todas las naciones del mundo. La pandemia provocada por la COVID-19 es, sin dudas, el hecho que marcó el ritmo de este año y que condicionó nuestro estilo de vida, uno que, aún hoy, no ha recuperado su absoluta normalidad.
En El Salvador, la pandemia dejó una cuarentena que duró alrededor de cinco meses, tiempo en el cual la batalla para contener los crecientes contagios de coronavirus fue titánica, con un despliegue interinstitucional sin precedentes en el país, liderado por el Ministerio de Salud. Aún hoy, las acciones del Órgano Ejecutivo para evitar una segunda ola de contagios se mantienen activas.
El coronavirus llega a El Salvador
La llegada del coronavirus a El Salvador se marca el 11 de marzo, cuando el presidente de la República, Nayib Bukele, ordenó el cierre de las fronteras marítimas, terrestres y aéreas de El Salvador, luego que la Organización Mundial de la Salud (OMS) categorizara a la COVID-19 como una pandemia y en medio de la confirmación de casos en América Latina.
Ante la potencial emergencia, la Asamblea Legislativa aprobó el 14 de marzo un decreto legislativo para la emergencia por el COVID-19 en El Salvador. Este decreto es el que facultó al Ejecutivo para tomar las acciones necesarias para el manejo de la pandemia y la contención del crecimiento de casos en el país.
La necesaria cuarentena que se prolongó por cinco meses
Siete días después de conocerse oficialmente la pandemia en el mundo, el 18 de marzo, el presidente Bukele confirmaba el primer caso de COVID-19 en El Salvador, reportado en el municipio de Metapán, departamento de Santa Ana. A partir de ese momento, solo pasaron tres días para que el 21 de marzo, en cadena nacional, el presidente Bukele anunciara la implementación de una cuarentena domiciliar en todo el territorio nacional.
Esta cuarentena implicó un cierre total de las actividades en el país y ordenó la prohibición de la circulación en el territorio, como una medida para evitar que el virus se propagara entre la población. La medida, criticada por muchos sectores políticos, ha sido aplaudida a nivel internacional, lo que ha llevado a El Salvador a considerarse como uno de los países que mejor manejo hizo de la pandemia.
A partir de este momento, el país vivió cinco meses en los que la cuarentena domiciliar adoptó múltiples formas debido al constante bloqueo que comenzó a generar el Órgano Legislativo ante las medidas que el Ejecutivo tomaba para contener la propagación del virus.
La tensión entre poderes en medio de la pandemia llegó hasta el mes de agosto, cuando la Sala de lo Constitucional emitió una sentencia en la que anuló los decretos ejecutivos y legislativos y dio vía libre para que se reiniciarán las actividades en el país, a pesar de la presencia del virus y el riesgo de contagios masivos.
Reapertura económica y cuidos para evitar un segundo brote de contagios
En este escenario y siempre buscando proteger la vida de la población, el Ejecutivo decretó la reapertura de la economía en una forma gradual a partir del 24 de agosto, fecha desde la cual las actividades económicas en El Salvador han comenzado a nivelarse, aunque siempre con la vigilancia de Ministerio de Salud y demás carteras del Estado para que se implementen medidas de bioseguridad como el uso de mascarillas, lavado de manos, uso de alcohol gel, desinfección de establecimientos, entre otras.
Hasta el 29 de diciembre, El Salvador registra 45,415 casos confirmados de COVID-19, de los cuales 40,662 han sido recuperados. Además, se reportan 1,313 personas fallecidas a causa de la enfermedad y aún se mantienen 3,440 casos activos. En los últimos meses de 2020, las autoridades duplicaron esfuerzos para concientizar a la población y controlar que se cumplan las medidas a fin de evitar una segunda ola de contagios.