Dos diputados electos bajo la bandera de Nuevas Ideas —José García y Gerardo Aguilar— han sido despojados de su fuero parlamentario para que enfrenten la justicia como ciudadanos comunes. Recibieron el voto de los ciudadanos en las elecciones de febrero del año pasado, pero traicionaron la confianza del pueblo cuando se sentaron a negociar sobornos a cambio de traicionar a su bancada parlamentaria.
El mensaje es contundente. La vieja política ha quedado atrás y cualquier intento de volver a las prácticas corruptas y delictivas que caracterizaron a los gobiernos de ARENA y del FMLN debe ser llevado a la justicia, independientemente de quiénes sean los involucrados y, con más razón, cuando se trate de funcionarios que están traicionando a sus electores.
La primera vez que se vio una compra de voluntades a gran escala en los últimos tiempos ocurrió cuando siete diputados electos bajo la bandera del FMLN se separaron, formaron otro partido político y se alinearon con ARENA para aprobar el aumento de impuestos.
La misma metodología se repitió en cada legislatura y vimos que diputados electos bajo una bandera traicionaban a sus electores para ponerse a la orden del partido en el Gobierno. Lo mismo sucedió cuando el FMLN llegó al poder. Las fracturas y disidencias de entonces fueron en ARENA y los legisladores se pusieron a la orden del Frente.
En pocas palabras, la estrategia de compra de voluntades ha sido común entre ARENA y el FMLN, aunque ello implique traicionar la voluntad popular (jamás ninguno de estos diputados hizo una consulta pública para que sus electores lo autorizaran a declararse independiente o, peor aún, a unirse a otro partido o crear uno nuevo) y cometer un delito. Porque los sobornos u ofrecimientos de prebendas son el otro ingrediente común.
Para el caso, los diputados García y Aguilar fueron contactados por el operador político Roy García, quien se presentó como un intermediario con la embajada de Estados Unidos (lo que fue desmentido por la sede diplomática, pero que coincidió con la salida del país de la entonces encargada de Negocios, Jean Manes), para que abandonaran la bancada parlamentaria de Nuevas Ideas a cambio de prebendas y lograran, a cualquier costo, que otros legisladores también traicionaran la voluntad popular.
Estas prácticas delictivas deben quedar superadas y Nuevas Ideas hace bien en sentar un precedente al desaforar a dos personas que han demostrado que no están interesadas en servir a la nación, sino en buscar beneficios económicos personales.