Cuando Aitana Bonmatí comenzó a jugar al fútbol, tuvo que hacerlo en equipos de niños. Allí se forjó el carácter luchador con el que disputará este sábado su tercera final de la Champions femenina con el Barça, tras una temporada de récords en la que llenaron dos veces el Camp Nou.

Con apenas 24 años, esta centrocampista menuda y habilidosa ha vivido en primera fila la eclosión del fútbol femenino en España, acelerada por el primer título continental que consiguieron las azulgrana la temporada pasada.

Un logro impensable para aquella niña a la que miraban con recelo cuando se lanzaba a jugar con los chicos de su pueblo, 40 km al sur de Barcelona.

«Me afectaba, pero lo llevaba muy por dentro y me hacía sacar una fuerza mayor para reponerme», cuenta en la víspera del viaje a Turín, donde el sábado, las catalanas se medirán con el Olympique de Lyon en la esperada decisión europea.
Elegida mejor jugadora de la final que vencieron al Chelsea (0-4) el año pasado, Bonmatí creció admirando a Xavi, Iniesta y a aquel equipo histórico de Guardiola. Cuando ella llegó al club con 13 años, aún era complicado tener otros referentes.

«En España ningún equipo [femenino] era profesional entonces, por lo tanto era muy difícil ponerse un objetivo», cuenta Aitana, quien solo empezó a ver que el fútbol podía ser una opción de vida a los 17 años.
Pero desde que llegó al primer equipo, hace seis temporadas, ni ella ni el Barça han tenido techo, y juntos ya suman tres Ligas, cuatro Copas de la Reina o una Champions.