El estadio Cuscatlán fue ayer el escenario de un simulacro de fiesta, esa en la que Alianza quiere bailar una vez más. Quiere que le suene su pieza favorita, que es la danza del campeón. Certificó su boleto a la décima final consecutivo tras doblegar 2-0 a un 11 Deportivo,ñ que no halló conexiones necesarias, para dar la misma lucha que el miércoles pasado y que había rescatado un empate de 1-1.
En el cuadro paquidermo se tomaron precauciones. Tigana Meléndez decidió enviar poblar el mediocampo con el regreso de Chicho Orellana después de más de un mes sin jugar por una lesión que sufrió. Todo ese tiempo no le afectó en la condición física y futbolística al 6 albo, ya que desde el inicio del duelo trató bien la pelota para ser una de las bujías de esa zona.
También apareció Bryan Tamacas en el cuadro inicial, jugador por el que se tuvo que hacer la petición a la Fesfut para que no viajara con la Selecta.
Estuvo cómodo en toda la primera parte el equipo blanco. El objetivo que se le mandó a conseguir empezó a edificar con paciencia, ladrillo por ladrillo, sabiendo que las condiciones estaban a su favor. Lo primero era neutralizar a los de mejor pie como Marcelo Díaz y Edgar Medrano, que tiene el arco rival siempre en la mira.
El puente hacia una nueva semifinal lo empezó a construir Duvier Riascos, al minuto 18, pero con la ayuda de Marvin Monterroza que le envió un centro al corazón del área, que aparentaba que el portero Yonatan Guardado podía rechazar de puños, pero no lo hizo y el delantero colombiano solo tuvo que firmarla a meta vacía.
Tras ese tanto llegó una relativa calma en los capitalinos, incluso hasta excesiva porque se descuidó en un momento a Medrano y el cafetero le quemó los guantes a Mario González, que había sido un espectador en media hora del compromiso.
Como especialista en estas instancias y sin renunciar al ataque, el equipo de Tigana cerró el primer tiempo del juego sin apuros. Lo demostrado en la en la etapa inicial daba para soñar en la décima final consecutiva y pensar en engrosar el palmarés.
El 1-0 no era garantía para llegar al último encuentro del torneo Apertura. Había que sellar el pase y se hacía bajo la misma fórmula que tanto éxito le ha dado al equipo de los elefantes.
Cómo todos unos obreros que tiran hacia el mismo lugar, Óscar Rodríguez se disfrazó de asistidor y dejó a Ezequiel Rivas frente a Guardado para que el Cheque definiera sobre el cuerpo del arquero que salía a achicar (57’). Se apagaba el sueño del 11 Deportivo que tenía la esperanza de resolver la serie y meterse a su primera final.
Pero Alianza lo tenía bajo control y se movió el tablero del ajedrez para empezar a guardar temprano a piezas que estarán en el campo, como titulares en la final. Llegó Fito Zelaya a la cancha junto a Juan Carlos Portillo y se fueron a descansar Michell Mercado con Riascos, que se habían gastado un gran partido.
El pase de Alianza a una nueva final, a la que no falla desde hace cinco años ya estaba escrita. El camino a la corona 16 está servido. El 11 Deportivo fue un digno rival, pero el oficio de los albos pesó en la serie.