Sudáfrica, oficialmente el país más afectado del continente, superó los tres millones de casos la semana pasada, con una tasa de positivos del 25%, frente al 2% de hace quince días.
La variante ómicron fue detectada por primera vez en Sudáfrica a finales de noviembre.
«Enfrentamos una tasa de contagio sin precedente desde el inicio de la pandemia», aseguró el presidente Ramaphosa en su carta de información semanal.
«Llamo a todos los sudafricanos a ir a vacunarse sin esperar», agregó, subrayando que esta nueva forma del virus es el principal responsable de la nueva ola.
Desde que fue detectada la nueva variante, el gobierno se interroga sobre la necesidad de tornar la vacunación obligatoria. Algunas empresas privadas ya han tomado la delantera y han impuesto la vacuna a su personal.
Unos 14,8 millones de sudafricanos están totalmente vacunados, alrededor del 25% de la población, mientras que las autoridades se han fijado como objetivo la vacunación del 70% de la población para finales de año.
Desde el fin de semana, se han abierto centros de vacunación en todas partes: centros comerciales, paradas de autobús, iglesias, aeropuertos, centros deportivos, etc.