Las encuestas de opinión revelaban que el candidato a la presidencia Nayib Bukele iba a obtener la victoria electoral en los comicios del 3 de febrero de 2019. Ante ese escenario, ARENA recurrió a usar una estrategia que cinco años antes no le había funcionado pero que, ante la desesperación por volver al poder Ejecutivo, debía probar de nuevo: buscar apoyo con las pandillas.
Un video que circuló recientemente en redes sociales recuerda lo ocurrido: René Portillo Cuadra, diputado tricolor en esa época electoral, dijo que debía considerarse instalar juntas receptoras de votos (JRV) en los centros penitenciarios para que los pandilleros y reos comunes pudieran emitir el sufragio.
Para entonces, la población carcelaria rondaba los 40,000 reos, de los cuales un gran porcentaje eran pandilleros activos. De hecho, Portillo Cuadra ya había trazado números en público sobre la cantidad de reos que podrían votar en los comicios presidenciales.
«De los 40,000 internos que tiene el sistema penitenciario, 19,000 están condenados. Significa que el resto sí puede votar», expresó el diputado arenero.
La Constitución de la República, si bien estipula que todos los salvadoreños mayores de 18 años tienen derecho y deber de votar, establece que este puede suspenderse bajo ciertas causales, como que exista un auto de prisión formal o una sentencia ejecutoriada contra un ciudadano.
La misma Carta Magna detalla que este derecho, entre otros, se recupera al cumplir la sentencia o al ser sobreseído de la acusación.
ARENA proponía que la comisión de reformas electorales y constitucionales de la Asamblea Legislativa analizara la posibilidad de incluir a la población carcelaria para ejercer el sufragio.
No sería la primera vez que el partido que gobernó el país por 20 años buscaría el apoyo de las pandillas para inclinar la balanza electoral a su favor. En 2014, ARENA no solo buscó a los líderes de las pandillas, sino que también negoció beneficios económicos y carcelarios con la MS y las dos facciones del Barrio 18.
El mismo René Portillo Cuadra habría tenido conocimiento de esas negociaciones hechas en 2014, ya que él era candidato a la vicepresidencia y compañero de fórmula del entonces candidato a la presidencia, Norman Quijano.
Testigos que fungieron como negociadores reconocieron ante una comisión especial de la Asamblea Legislativa que la fórmula presidencial y la dirigencia del partido de derecha tuvieron pleno conocimiento sobre los acercamientos y las negociaciones.
Según ARENA, la moción de llevar urnas a los centros penitenciarios surgió a raíz de una valoración que hizo la Unión Europea (UE) para garantizar los derechos de los privados de libertad. La UE sí hizo una serie de recomendaciones, pero puntualizó que todas debían apegarse a lo que por mandato constitucional estaba permitido.
En El Salvador se requiere del 50 % más uno de los votos válidos para obtener la victoria presidencial; si ninguna candidatura consigue esa cantidad, se convoca a una segunda vuelta electoral con una regla diferente: gana el que saque más votos, sin importar el porcentaje.
En 2019, las encuestas no favorecían a la fórmula presidencial de la amplia coalición que había formado ARENA (con PCN, PDC y DS). CID Gallup, en su última encuesta previo al 3 de febrero, vaticinó que Nayib Bukele ganaría en primera vuelta con un amplio margen de diferencia.
Las negociaciones con las pandillas no fue una estrategia exclusiva de los tricolor, que parecía la última esperanza de ganar la presidencia de El Salvador. El FMLN también recurrió, en 2014, a la misma estrategia.
Durante años, los grupos criminales incidieron, bajo acuerdos con partidos políticos o sin estos, en los resultados electorales, ya que mucha población tuvo que cambiar en el DUI sus domicilios hacia otros municipios para evitar estar en alguno que tuviera disputa entre grupos delictivos.
En algunos casos, pandilleros requisaron los documentos únicos de identidad de ciudadanos para que no pudieran ejercer el sufragio.
Reacciones
Para el jefe de fracción de Nuevas Ideas, Christian Guevara, esas estrategias que ARENA quería implementar en el pasado, aparte de ser ilegales, fueron hipócritas, ya que, en lugar de facilitar el acceso al voto, incluyendo a salvadoreños en el exterior, buscaban acercarlo a los pandilleros.
«Mientras nuestra lucha fue darle el voto en el exterior a la diáspora; el de ellos fue darles el voto a los mareros», dijo el legislador de la bancada mayoritaria.
Carlos Bruch, diputado cian, recordó que Portillo Cuadra tuvo las aspiraciones de ser vicepresidente de la república. «El que quería ser vicepresidente, el actual jefe de bancada de ARENA, quería que los mareros y los mafiosos votaran. Entre ellos se entienden, se encubren, se protegen», señaló el legislador.
En 2024, el panorama electoral no es favorable para el partido de derecha, ya que las diversas encuestas de opinión no le otorgan más del 3 % de las preferencias partidarias, por lo que corre el riesgo de ver mermada su representación de diputados legislativos y alcaldes.
ARENA, al igual que el resto de los partidos políticos, deberá anunciar, a más tardar el 5 de marzo, cuándo desarrollará sus elecciones internas.
Este proceso electivo se hará con los militantes, de entre los que se deberán escoger a los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la república, los 84 diputados y los 262 concejos municipales (de no haber reforma para disminuir estas cantidades), así como la veintena de diputados que representarán a El Salvador ante el Parlamento Centroamericano.
Las elecciones presidenciales y legislativas están convocadas para el 4 de febrero, mientras que las municipales y del Parlacen, para el 3 de marzo de 2024. La única diferencia en esta ocasión es que tanto ARENA como el FMLN no pueden negociar con las pandillas, pues, gracias al Plan Control Territorial y al régimen de excepción, casi la totalidad de sus cabecillas e integrantes están recluidos.