El recién juramentado presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, que prometió a la población rescatar a las instituciones de la corrupción e impunidad, inició ayer su primera jornada al frente del Ejecutivo con visitas a iglesias y al Ejército; a este último agradeció la imparcialidad durante la crisis política ante el boicot para impedir su investidura durante siete meses, tras una arremetida judicial encabezada por la Fiscalía no solo contra el mandatario, sino con el partido del Movimiento Semilla, bandera con la que llegó a la victoria.
«Durante los últimos 203 días, desde el 25 de junio, hemos demostrado al mundo que nuestro sistema democrático y republicano, a pesar de la agresión que ha enfrentado, nos ha permitido llegar a este momento, en el que los saludo como su comandante general», dijo el gobernante al pasar revista a las tropas como comandante en jefe.
«La actitud asumida por ustedes [soldados], sus comandantes, en este período sombrío refleja un elevado nivel de profesionalización y de compromiso hacia su bandera, hacia su patria y hacia nuestra Constitución», agregó. Por primera vez, la ceremonia donde un mandatario pasa revista al Ejército se realizó en la Plaza de la Constitución, en el centro de la capital, y no en una instalación militar.
Arévalo, que juró como gobernante la madrugada del lunes, está bajo el acecho de la persecución penal desde junio, cuando sorpresivamente pasó a un balotaje que ganó en agosto a la conservadora ex primera dama Sandra Torres.
El presidente dio batalla hasta el último día. La Fiscalía, liderada por Consuelo Porras, trató de inhabilitar al partido Semilla por supuestas irregularidades; e incluso el sociólogo, de 65 años, tuvo dificultades hasta en el traspaso de mando este domingo, cuando el Congreso desconoció a 23 diputados de Semilla y los declaró independientes, de los 160 en total que conforman el Órgano legislativo.
Sin embargo, tras el atropello, que se prolongó por nueve horas, Arévalo logró asumir el mando Ejecutivo con la aceptación de los pueblos indígenas, que protestaron el año pasado para defender el gane del ahora mandatario.
El nuevo Congreso también revirtió la suspensión del partido y nombró presidente a Samuel Pérez, de la bancada Semilla.
Compromiso
«No permitiremos que nuestras instituciones se dobleguen otra vez ante la corrupción y la impunidad», dijo el domingo Arévalo en el acto solemne en el Teatro Nacional, en el centro de la capital, en el que el gran ausente fue el expresidente Alejandro Giammattei.
Ante el retraso de la juramentación, delegaciones internacionales desistieron su participación, entre ellos el rey Felipe VI de España y el presidente chileno, Gabriel Boric.
«La crisis política de la que estamos emergiendo nos ofrece la oportunidad única de edificar una institucionalidad democrática, robusta y saludable sobre los escombros de este muro de corrupción que empezamos a derribar, uno a uno, ladrillo tras ladrillo», afirmó.
Entre las primeras acciones ordenadas por el presidente será solicitar la renuncia de la fiscal general Consuelo Porras, a la cabeza de la ofensiva judicial y sancionada por Washington por corrupción y por socavar la democracia. «A mediados de esta semana se tendrá una reunión, se citará a la fiscal general para pedirle la renuncia. Es evidente que las condiciones políticas con las que ella se sentía en la libertad de operar han desaparecido», advirtió Arévalo un día antes de su investidura en una conferencia de prensa junto con el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell.
EE.UU. niega acceso a hijo de Giammattei
De acuerdo con el senador por Utah, Mike Lee, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) detuvo en Miami a Alejandro Eduardo Giammattei Cáceres, hijo del expresidente Giammattei, y se le fue negado el ingreso al país el domingo. «Estados Unidos ha usado las herramientas legales que tenemos para defender la democracia», indicó ayer el subsecretario de Estado, Brian Nichols, al abordar la situación.