El añil o jiquilite fue uno de los primeros cultivos de exportación del país, la planta casi silvestre descubierta por los pueblos originarios cautivó tras la colonización los gustos europeos, deseosos de colores, en una época en la que la industria textil aún no desarrollaba los modernos sistemas de teñido que existen hoy en día.
Pero ese azul tiñó mucho más que prendas y adornos, se convirtió en un potente sector económico que consolidó, a su vez, importantes cambios sociales, y esa es la historia que Bancoagrícola, a través de su Programa de Fomento Cultural, destaca en la décima novena edición de su colección de libros El Salvador, un Rincón Mágico, denominada «Índigo, el oro azul que forjó nuestra identidad».
El presidente de la entidad financiera, Rafael Barraza, dijo que para esta edición se ha lanzado un tiraje de 1,400 unidades, a las que tendrá acceso la Biblioteca Nacional y el Ministerio de Cultura, y además cualquier persona o entidad podrá acceder a la versión digital a través de las plataformas de Bancoagrícola, así como otros libros de la colección.
«Este libro explora la relación entre la economía, la sociedad, el desarrollo económico sostenible, que a veces no era tan sostenible, y nos pareció una mirada congruente con nuestro propósito de promover el desarrollo económico sostenible y por eso esa mirada económica a nuestra historia desde la perspectiva del índigo», dijo Barraza.

Por su parte, el encargado editorial Heriberto Erquicia destacó todo el trabajo de investigación realizado para obtener el resultado final a través de fuentes primarias, manuscritas y orales que permitió obtener una combinación de información de científica e imágenes de gran calidad educativa.
Asimismo, recalcó la importancia de añil, que durante décadas fue considerado «el oro azul», mote que da nombre al libro presentado y cuya forma de extracción se encuentra en proceso de ser declarado Patrimonio Inmaterial de El Salvador.
El libro cuenta con cuatro capítulos: «Jiquilite, la hierba que produce azul y verde»; «La hacienda añilera, espacio de interacción económica y social»; «La Iglesia y el añil, cofradías y patronascos» y «La economía del añil y el final del ciclo de dominación colonial», según indicó Erquicia.