Este fin de semana se juega un partido en La Liga de España muy especial para los salvadoreños. Por un lado estará el Barcelona, equipo que tiene muchos seguidores entre los salvadoreños y que siempre ha emocionado a miles connacionales con los grandes jugadores que han pasado por el equipo culé.
Pero, por el otro, estará el Cádiz, el eterno equipo del más grande futbolista salvadoreño de toda la historia (y, quizás, centroamericano): Jorge «Mágico» González. El duelo es parte de una nueva jornada de la liga española pero, desempolvando un poco la historia, nos damos cuenta que hay una anécdota en la que Mágico dejó uno de sus mejores goles, precisamente ante el Barcelona.
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Fue en la temporada 1983-1984, en el Estadio Ramón de Carranza. En ese partido, el Cádiz empató a un gol con el Barcelona. El gol de los locales lo anotó precisamente Mágico con una pincelada de magia que, hasta la fecha, es una de sus travesuras más recordadas.
La acción inició en la media cancha, donde Mágico tomó el esférico, dio media vuelta y dio una feroz galopada hacia la portería contraria. En esa corrida mortal, el mago sacó la chistera, movió su varita y fue dejando oponente tras oponente en su camino.
Tras abrirse pasó entre los volantes y la defensa azulgrana, Mágico cacheteó la pelota dándole un toque suave, rasante y colocado que venció la resistencia del arquero rival y entró suavemente a la red. La locura era evidente y el mundo, como casi siempre, quedó boquiabierto ante la magia de ese salvadoreño al que la pelota amaba, al que lo seguía, al que siempre quería que la acariciara.