En enero de 2002, un acuerdo entre Alemania, Francia, Italia, España, Portugal, Bélgica, Luxemburgo, Austria, Finlandia, Grecia, Irlanda y los Países Bajos creó la moneda común europea, pensada entre otras cosas, para dar solidez al bloque cuyas divisas nacionales fluctuaban continuamente ante el dólar estadounidense.
Veinte años más tarde, este 11 de julio, ante una incipiente crisis energética generada a partir de la guerra entre Ucrania y Rusia y los ajustes alcistas a las tasas de interés por parte de los principales bancos centrales del mundo, la moneda común cae por primera ante el dólar y en el mismo día recupera unos puntos para cerrar en paridad frente a la divisa estadounidense.
Esta situación ha puesto en alarma a economistas internacionales quienes analizan posibles escenarios derivados de esta situación sin precedentes. En el caso salvadoreño, al consultar el titular del Banco Central de Reserva, Douglas Rodríguez, consideró que el país no se verá afectado, e incluso podría ver beneficio en la compra de bienes europeos.
«La depreciación del euro respecto al dólar está conduciendo a que el valor entre ambas monedas sea aproximadamente el mismo. Un efecto que favorecerá a El Salvador mediante un menor costo de los productos que se importan de los países europeos que utilizan el euro como moneda», afirmó el funcionario.
Entretanto, el especialista financiero y vicepresidente de la firma Exor Latinoamérica, César Addario, coincidió en que el hecho que la economía salvadoreña se encuentre dolarizada brindará un blindaje al país ante las fluctuaciones fiduciarias.
«La parte exportable a Europa va a hacer los productos más caros en euros al adquirirlos, la ventaja es que todo el comercio de El Salvador en su mayoría es en dólares con Estados Unidos o la región centroamericana por ende el impacto no es considerable», explicó Addario.
Asimismo, advirtió que, esta situación sí tendrá consecuencias en las economías de los ciudadanos de los países donde circula el euro, 19 en total en la actualidad, no así observarán el impacto las naciones que comercian con otras monedas.
«La primera consecuencia a una paridad es en el costo de vida de quienes reciben y gastan en dólares y quienes lo hacen en euros. Una persona que devengue en dólares tendrá más facilidades por hacer operaciones en euros y, de hecho, no será más costoso al momento de hacer la conversión con la tasa de cambio a la par a como era unos días atrás», sostuvo el experto.
Por otra parte, Addario pone de relieve dos aspectos a considerar en esta fluctuación de la divisa europea: la especulación ante un posible reajuste al alza las tasas de interés a 75 puntos básicos por parte de la Fed en su reunión del 26 y 27 de julio y la preocupación energética ante la disponibilidad del gaseoducto Nord Stream 1 debido a restricciones con Rusia.