Un estadio con 1.500 personas los esperaba en su pueblo natal, Comitancillo, Guatemala, para decirles adiós. Los restos de 16 inmigrantes asesinados en México en enero, recibieron este viernes el homenaje de sus familiares, amigos y vecinos.
Los cuerpos llegaron horas antes a un aeropuerto militar en la capital, repatriados desde México. Sobre sus ataúdes se colocó la bandera azul y blanca de Guatemala.
Luego de una ceremonia oficial, fueron llevados en caravana hacia sus respectivas comunidades, ubicadas unos 330 km al oeste de Ciudad de Guatemala.
En la grama del estadio de Comitancillo, una lejana comunidad del departamento de San Marcos, fronterizo con México, se ordenaron los féretros, rodeados por sus familiares.
Allí también descansaba el cuerpo de Marvin «El Zurdo» Tomás, jugador de la tercera división de Juventud Comiteca, y quien había decidido salir a probar suerte junto con sus vecinos, en una ruta de muerte, rumbo a Estados Unidos.
Los cuerpos de 19 personas fueron localizados carbonizados el 22 de enero en Camargo, estado de Tamaulipas, fronterizo con Estados Unidos y golpeado desde hace años por el crimen organizado.
De las víctimas, 16 eran guatemaltecas y las otras tres de origen mexicano.
Los cadáveres fueron hallados en un camino rural en el interior de un vehículo pick-up que había recibido 113 impactos de bala y fue posteriormente quemado, según investigaciones de las autoridades. Doce policías mexicanos fueron detenidos por su responsabilidad en lo ocurrido.
No se rinden
«Lamentablemente estamos quebrados, pero Comitancillo no se va a rendir», dice Eduardo Pérez, de 40 años, familiar del migrante fallecido Adán Coronado. Cuenta de las penurias que se vive en su pueblo, dedicado a la agricultura.
«Trabajo hay, pero no pagan» bien las labores agrícolas, comenta. Explica que el salario es de 35 quetzales diarios (unos 4 dólares).
«Sin trabajo y en pobreza, mucha gente se arriesga para ir a los Estados Unidos», agrega este indígena maya mam, de la aldea Agua Tibia.
La migración desde Centroamérica se ha incrementado desde 2018, principalmente con olas de ciudadanos que parten desde Honduras, huyendo de la pobreza y la violencia que acechan sus regiones. Buscan ingresar a Estados Unidos.
En Guatemala, la pobreza golpea a más de la mitad de sus 17 millones de habitantes. En sus testimonios, los familiares de las víctimas contaron que su gente resolvió ir a Estados Unidos en busca de empleo para luego enviar dinero.
Las remesas a Guatemala alcanzaron un récord de 11.300 millones en 2020, pese a la pandemia, un monto similar a lo que recibe el país por exportaciones, equivalente al 15% de su PIB.
Uno de los tres sacerdotes que ofrecieron una misa en Comitancillo, en recuerdo de las víctimas, dijo en la homilía que otro de los fallecidos, Édgar López, había sido deportado recientemente de Estados Unidos. «En este nuevo intento entregó la vida».
López había vivido 22 años en territorio estadounidense «y nunca recibió un documento» que le garantizara su legalidad.
Pide justicia
«No descansaremos hasta lograr la reparación, juicio y castigo de los responsables de tan deplorable hecho», afirmó el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei en un mensaje ante familiares de las víctimas, tras la llegada de los ataúdes al país.
«Sepan que no están solos, cuentan con nuestro apoyo y respaldo decidido y enérgico para que este hecho no quede impune y se haga justicia, llevaremos este caso hasta las últimas consecuencias», advirtió.
El gobierno declaró tres días de duelo nacional.
Parte de esta migración es promovida por organizaciones dedicadas al tráfico de personas, cuyos integrantes se conocen como coyotes.
«Quiero mandar un mensaje contundente a los traficantes de personas que fomentan la migración irregular, estamos colaborando de manera estrecha con los países de la región y las fuerzas de seguridad de Guatemala para ubicar, perseguir y desarticular» a esas mafias, agregó Giammattei.