Cuba se preparaba este martes para atenuar el impacto de la tormenta tropical Rafael, que puede llegar a la isla el miércoles convertida en huracán, dos semanas después de que el ciclón Oscar dejara ocho muertos en medio de un apagón general.
«El Consejo de ministros, encabezado por el presidente Miguel Díaz-Canel y dirigido por el primero ministro Manuel Marrero, chequeó con cada una de las provincias en alerta ciclónica las medidas tomadas para enfrentar el paso del ciclón Rafael», señaló la presidencia de Cuba en su página la red social X.
Destacó que durante ese encuentro, los gobernadores de las cuatro provincias occidentales del país, incluida La Habana, que fueron declaradas el lunes en fase de «alerta ciclónica», informaron «sobre las medidas tomadas para proteger a la población y resguardar los recursos materiales».
Rafael se ubicaba en la mañana de este martes a 105 km al suroeste de Jamaica y tenía vientos de 95 km/h. Se desplazaba rumbo noroeste a 20 km/h, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), basado en Miami.
El Centro subrayó que la tormenta tropical se intensifica de manera «rápida» y puede convertirse en un huracán categoría 1 en la escala Saffir Simpson, de cinco, e incluso en otra superior antes de tocar tierra en Cuba el miércoles.
Según los medios locales, más de 70.000 cubanos han sido evacuados, incluidos más de 66.000 en Guantánamo, la provincia más afectada por el azote de Oscar el 20 de octubre, y donde ha seguido lloviendo esta semana.
En La Habana, donde viven dos de los 10 millones de habitantes que tiene la isla, brigadas de obreros avanzaban este martes en el drenaje de las alcantarillas y la recolección de desechos sólidos, así como la poda de árboles, según imágenes divulgadas por la televisión cubana.
El mayor temor de los expertos de la Defensa Civil es que las fuertes lluvias de Oscar dejaron suelos saturados y embalses que están aliviando en la región oriental del país, y sobre todo en Guantánamo, lo que incrementa el riesgo de inundaciones.
El azote de Oscar coincidió con un apagón general que dejó cuatro días sin luz a la isla, tras una avería en la termoeléctrica más importante del país y debido a la falta de combustible.