La historia de la cerámica en El Salvador inicia con la cerámica Usulután, por el año 1800 a. C., en el departamento con el mismo nombre, desde donde se expande a todo el país hasta llegar, por medio del comercio, a algunos lugares de Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Las nuevas generaciones la aprenden para mantenerla viva, pero también saben que es base de emprendimientos y de múltiples beneficios terapéuticos.
En el Centro Nacional de Arte (CENAR) se enseña a trabajar la cerámica. Hay cursos como la introducción al modelado en cerámica, introducción a los moldes de yeso y la cerámica avanzada, que permiten conocer ancestrales métodos de producción.
«Los cursos son básicos. Al principio, el estudiante aprende a manipular el material, a prepararlo. Si viene un siguiente año aprende a investigar, a no quedarse solo con lo básico y es allí donde viene la exigencia de él, de saber por qué vino aprender, ya sea por mercado, por terapia, por “hobby” o por arte», explica Francis Mejía, maestro del taller.
El principal material que se utiliza es la arcilla, una roca que se encuentra en diferentes partes del país. En el taller se explica cuáles tipos son los recomendados para así lograr un barro ideal que permita crear piezas únicas de cerámica.
«Lo primordial es el barro, pero agregamos otros tipos de barros industriales como arcilla de planta, arcilla líquida y caolín, y aunque hay varios tipos de barros no todos son aptos para la cerámica. Unos solo sirven para colorear o para hacer algún tipo de cerámica de un tamaño definido», explica el maestro.
Otro factor que influye en el resultado final de una pieza es la personalidad del estudiante, su forma de ser y actuar: «es como la creación íntima de cada ser», relata Mejía.
Explica que, desde pequeñas, todas las personas traen un ceramista dentro, solo hace falta descubrirlo. «Hacer cerámica es algo que se practica desde niño, porque cuando uno está chiquito lo primero que se hace es tocar tierra y hacer cositas de tierra; pero como el papá lo regaña porque es sucio, uno ya no sigue, deja de curiosear. Pero, ¿qué tal si desde pequeño nos dejaran? Hiciéramos maravillas», asegura.
Los diferentes cursos de cerámica que se imparten en el Cenar no solo capacitan al estudiante en las técnicas, sino que les enseña a dominarlas y perfeccionarlas para así obtener mejores resultados en las piezas que elaboran.
«Cuando uno pasa los tres niveles básicos y quiere seguir aprendiendo, se puede. La investigación es parte de lo que se está promoviendo este año, ya que la cerámica es un proceso infinito, no se puede decir yo sé todo, siempre hay algo nuevo», detalla el maestro.
La investigación dentro del CENAR
Comprometidos con innovar cada año, los maestros que imparten las clases dentro del CENAR están en constante aprendizaje a través de investigaciones que hacen, cada uno en su rama, con la finalidad de aportar algo nuevo en cada taller.
«Estamos apostando por la investigación artística. Es importante que nuestros docentes tengan tiempo para estudiar y conocer los materiales porque el arte es algo que está en constante renovación, está renovándose cada año y para nosotros es importante que los docentes investiguen y tengan un resultado. Con la investigación se ven beneficiados los estudiantes y usuarios y, por supuesto, a nivel nacional la cultura», manifiesta Rolando Chicas, director del CENAR.
Añade que el profesor Francis, este año, trabaja en la investigación del modelado de cerámica, y los productos resultantes de dicho estudio pasarán a ser parte de la colección del Centro Nacional de Artes.
BENEFICIOS DE LA CREACIÓN EN CERÁMICA
Desarrollo creativo: A través del moldeo se libera la creatividad. Cada estudiante es libre de crear sus piezas.
Mejora la concentración: Durante el tiempo de creación, el cerebro escapa de otros pensamientos o preocupaciones.
Reduce el estrés, y ayuda a ejercitar brazos, muñecas y manos. Aparte de liberar el estrés, la cerámica fortalece estas partes del cuerpo, lo cual es beneficioso para evitar la artritis.
Se experimenta y explora. La conexión que se crea al momento de elaborar una cerámica es única entre el estudiante y el barro, logrando crear piezas con características propias únicas.
Es terapéutico e inclusivo. El taller está abierto para personas con discapacidad, siendo de mucho beneficio dado que la creación de la cerámica es multisensorial.
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ÁREAS DE APRENDIZAJE
Dentro del taller se encuentran áreas especializadas, donde los estudiantes aprenden el uso de cada una.
Sala. El estudiante inicia los talleres familiarizándose con la arcilla, conociendo su textura, aspecto y color. Luego, aprende a amasarla y a darle forma a través de la manipulación con el uso de la fuerza.
Área de torno. El modelado se trabaja de diferentes maneras, con máquinas eléctricas giratorias o con torno de pedal. Las máquinas son recomendadas para ceramistas que quieren trabajar en serie.
Hornos. Hay artesanales y eléctricos. El primero permite trabajar de una forma más económica, pero requiere más precisión. Se pueden lograr efectos de vidriados únicos.
Moldes. Existe un área de moldes donde se explica la producción en series. Los moldes facilitan el diseño para crear muchas piezas iguales.