Según los datos del Departamento del Tesoro publicados publicados el pasado martes 1 de febrero, la deuda pública de Estados Unidos supera los 30 billones de dólares por primera vez en toda la historia, de los cuales se reporta el aumento de 7 billlones en los últimos dos años coincidentes a la pandemia de la COVID-19.
Según Forbes, para evitar el colapso de la economía estadounidense que disparó la deuda federal, las administraciones de Donald Trump y Jode Biden impulsaron grandes planes de estímulo desde que se declaró la pandemia en marzo de 2020.
El Gobierno de Estados Unidos envió diversos cheques con valores que ascienden a miles de dólares a cada contribuyente del país, también aumentó sustancialmente los beneficios de desempleo y otorgó ayudas directas a las empresas, según informó Forbes.
Entre los acreedores con los que cuenta Estados Unidos se encuentran los países extranjeros Japón y China, como mayoritarios. De los 30 billones de dólares de deuda pública, 23,5 billones pertenecen a estas dos naciones asiáticas, mientras que los 6,5 billones restantes forman parte de una deuda contraída con el mismo gobierno estadounidense.
Para evitar que el país incurriese en suspensión de pagos de su deuda nacional por primera vez en la historia, el presidente Joe Biden firmó una ley que suspendió el techo de endeudamiento público el pasado 16 de diciembre de 2021.
Mediante dicha ley, los fondos se ampliaron en 2,5 billones de dólares para combatir las deudas adquiridas, debido a estas acciones económicas, Estados Unidos será capaz de mantener su capacidad de endeudamiento hasta 2023.
En 2011, Estados Unidos se quedó cerca de declarar suspensión de pagos de su deuda nacional, lo cual desató el caos en los mercados financieros y causó que Standard&Poor’s, una de las agencias de crédito más grandes del mundo, rebajara la nota de solvencia del país.
Según Forbes, cada cierto período de tiempo, Estados Unidos se acerca al impago de la deuda nacional, ya que, a diferencia de otros países el Gobierno estadounidense solo puede endeudarse hasta el límite que establece el Congreso, sin embargo, este techo de endeudamiento puede elevarse según la entidad lo considere conveniente.