Los grandes grupos de defensa de los intereses de los dueños de autobuses han salido a atacar las propuestas de reformas a la ley de transporte por considerar que los afectan directamente. Para ello, sus declaraciones han sido magnificadas por el aparato de propaganda de la oposición mediante los tradicionales medios de comunicación, como si defender a este gremio no fuera de por sí una mala idea, debido a la poca empatía que tiene con las personas a las que les brinda el servicio.
Por décadas, el transporte público ha sido la peor experiencia para los salvadoreños: unidades viejas y en mal estado, maltrato hacia los usuarios, contaminación por el humo que emanan, la forma temeraria en la que manejan llega a límites delincuenciales, amedrentamiento de otros motoristas, violencia y graves accidentes de tránsito con resultados fatales.
¿Es esto lo que defienden cuando se oponen a que ahora se pedirán buses menos viejos? A la sombra de la corrupción en los anteriores gobiernos ha medrado un sector que ha vivido de los dineros públicos. Una «compensación» que sirvió para enriquecer a personas sin escrúpulos que cobran el dinero incluso cuando sus chatarras no dan servicio o no reúnen las condiciones mínimas para transportar a seres humanos.
Políticos se han involucrado directamente con el transporte público, convirtiéndose en concesionarios del Estado, aunque esté expresamente prohibido por la ley, con el único fin de obtener blindaje, protección y evitar que el Estado realmente ejerza sus mecanismos de control. Así pasó en la vieja Asamblea Legislativa, en la que el presidente de la comisión de transporte era un efemelenista con múltiples buses a su nombre o de familiares o testaferros, una situación que era la misma en las anteriores legislaturas.
Ahora, cuando se anuncia que se pondrá un límite de 13 años para los buses, ponen el grito en el cielo, sin tomar en cuenta que está en juego la vida y la seguridad de los pasajeros. Buses viejos y en mal estado —norma en este gremio— son un atentado contra los ciudadanos.
Los salvadoreños tuvieron la voluntad y la decisión de superar 30 años de malos gobiernos de ARENA y del FMLN. Y lo hicieron porque quieren un mejor país, sin las ataduras con los mismos de siempre, y avanzar hacia el desarrollo. No se va a lograr si no hay un transporte digno y eficiente para todos, no solo para los que pueden comprar un vehículo. Todos los ciudadanos deben tener la posibilidad de movilizarse en buenas condiciones. Y eso está por encima de las ganancias de unos cuantos.