Dylan Siliézar no deja nada al «por si acaso». Asegura que a diario trabaja en su propósito, ese que descubrió cuando tenía apenas 14 años.
Todo comenzó mientras acompañaba a su papá, Luis Siliézar, en el carro. A su padre le gustaba poner audios de Jim Rohn (motivador estadounidense), quien hablaba sobre la vida, cómo tratar a otros y cómo ser exitoso.
Al principio no le gustaba escucharlo porque le invadía la pregunta: «¿Qué tan fracasados tenemos que estar en la vida para escuchar esta clase de cosas?». Pero pronto cambió de opinión.
Nuevamente iba en el carro escuchando el mismo audio y la frase «¿Qué has hecho con tu vida hasta este preciso momento?» le cambió la vida. Fue ahí cuando comenzó su inquietud de querer dejar plasmadas sus ideas y compartirlas en un libro. «Estaba bien pequeño, pero aun así decía: “Si me llego a morir hoy, ¿qué voy a dejar en el mundo?”. Entonces, llegué a mi casa y comencé a investigar a personas como Jim Rohn y me di cuenta de que había personas en el mundo que le trataban de ayudar a otros mediante palabras», dice.
FOTO: DES/Huber Rosales
LECTURA Y TRANSFORMACIÓN
Querer llegar a muchas personas lo animó con la idea de crear su libro. «Me comenzó a llamar la atención esa palabra llamada propósito, por qué tú, por qué hoy. Todas estas preguntas a uno lo van cuestionando de que uno está aquí por alguna razón y uno la tiene que descubrir a tiempo, porque también se puede pasar toda la vida y nunca descubrirlo», expresa.
Luego de todas estas reflexiones y momentos de introspección, Dylan comenzó a crear nuevos hábitos; por ejemplo, a levantarse todos los días a las 3 de la mañana.
«Era la única hora en la que solamente era el mundo y yo. Nadie sabía lo que yo estaba haciendo y comencé a escribir el libro “El camino del propósito”. Quería dejar un mensaje y comencé a escribir».
Uno de los ingredientes que Dylan siempre ha incluido en sus proyectos es la constancia.
De ahí que, para ver concretado su primer libro «El camino del propósito», durante siete meses, día y noche, escribió y desarrolló una escucha activa a frases y palabras que las personas decían a su alrededor y así plasmarlas en sus líneas. «Cuando uno se mantiene en una misma frecuencia, las cosas comienzan a suceder», afirma.
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En un inicio, todo lo hacía a escondidas. Hasta que un día su papá lo vio y le preguntó qué estaba haciendo. Su respuesta fue que estaba escribiendo sobre «el despertar hacia la luz» para que las personas encontraran el verdadero valor de sus vidas.
Su segundo libro se titula «El pececito Alfalfa» y es un libro infantil en el que, también a través de una lectura más sencilla y de fácil comprensión, los niños pueden aprender sobre valores, la curiosidad y el despertar hacia la luz y el propósito.
«El pececito Alfalfa tiene ese espíritu de inquietud, de preguntar a los demás y de encontrar más respuestas sobre qué hay más allá del agua. Hasta que se da cuenta de que hay alguien a quien no le ha preguntado: a sí mismo», explica Dylan.
Debido a sus libros, el joven ha sido invitado a brindar charlas y conferencias motivacionales a diferentes centros educativos, fundaciones y empresas con la misión de hablarles sobre el propósito. Y dice sentirse muy satisfecho por todo lo logrado hasta hoy.
Como parte de sus futuros planes, adelantó que ya se encuentra trabajando en su tercer libro, con el que espera siempre ayudar a los demás.
Sus dos primeras publicaciones ya pueden adquirirse impresas en librerías La Ceiba, aunque también se ha dispuesto el resumen digital y de manera gratuita en: linktr.ee/dylansiliezar21.