Para garantizar la fiesta en un partido de final el gol es obligación y si bien Balboa y Audaz no derrocharon espectáculo sobre el césped del Juan Francisco Barraza, el invitado especial no faltó y en las butucas las emociones se desbordaron tanto como se caldearon los ánimos en algunos tramos del encuentro. Al final los coyotes aullaron de felicidad al imponerse 2-1 sobre los churrieros que volcvieron a casa con el paladar amargo.
El encuentro arrancó con ritmo pasmoso, apto para el bostezo y así se los hizo saber un hincha desde la butaca cuando exigió gol después de presenciar los primeros 20 minutos. «Necesitamos goles señores gritó» y su clamor se escuchó en la cancha porque solo segundos después los coyotes de Apastepeque inauguraban el marcador.
La diana llevó la firma César Palacios que llegó oportuno a cerrar la pinza, pero la jugada la hilvanó Santos López por la derecha. Él se quebró a sus marcadores y sirvió para la llegada de Wilber Andrade que disparó, pero su remate acabó en asistencia.
El tanto si se quiere, hacía justicia al volumen de juego mucho más elaborado de Audaz, pero el festejo les duró lo que un estornudo, puesto que los churrieros encontrarían la paridad casi de inmediato. En el minuto 23´ producto de un tiro de esquina Mario Zelaya convertiría el 1-1 para devolverle la calma a la impaciente afición unionense.
Llegado el empate el encuentro volvió a su ritmo original con un Audaz más oficioso y atrevido cuando el balón pasó por los botines López y un Balboa vertical en el trazo largo y peligroso en las incursiones de Denis Cruz por derecha. Al final parecieron irse conformes a la pausa y con la obligación de desbocarse por el título en el complemento.
Recién reanudadas las acciones fueron los coyotes quienes controlaron el partido e impusieron su ritmo, pero transcurrido7s los 60 minutos el calor y la grama comenzaron a hincharles las piernas a los vicentinos y Balboa más acostumbrado al clima comenzó a frecuentar la meta de Misael Erazo, sin claridad y la suficiente pólvora.
Los coyotes sin embargo nunca se desesperaron y tampoco renunciaron al ataque para forzar el alargue y al final recibieron su premio. Se corría el minuto 84 cuando Jorge Valle dejó su defensa, subió al cobro de un tiro de esquina y de cabeza puso el 2-1.
En el tiempo restante y los cuatro minutos añadidos, los porteños bajo el «sí se puede» se volcaron sobre la meta de Audaz, pero no se pudo. Los coyotes aullaron con el título de campeón de tercera división en la zona Centro-Oriente.