Tras una ausencia de 43 años, Raúl Roberto «El Avión» Casadei, el histórico delantero argentino de Club Deportivo FAS aterrizó en tierras santanecas, para recordar aquellas glorias que vivió con el equipo fastaneco, para reencontrarse con amigos del fútbol, con el estadio Quiteño y las calles de Santa Ana, pero más que todo para saldar una vieja deuda con todo lo que le dio FAS, Santa Ana y su gente.
El gaucho y otros históricos tigrillos: Jorge «Mágico» González y David Cabrera serán homenajeados este viernes. Se marchó sin despedirse, luego de quedar subcampeón de América con FAS, al perder la final de la Copa Interamericana contra el Olimpia de Paraguay, país donde se quedó jugando en el Libertad, con el que también triunfó.
Pero hoy ha vuelto para reencontrarse con propios y extraños. Extraños que lo sienten tan propio aunque no lo hayan visto jugar, pero que, por referencia, han conocido su trayectoria y todas las glorias que le dio a FAS en su paso por los tigrillos, como uno delos mejores jugadores extranjeros que pasó por el balompié salvadoreño.

«Para mí esto (volver) es un sueño que pensé que nunca se iba a realizar porque cuando empezaron a pasar los años, siempre pensé que se habían olvidado de uno. Pero yo siempre tuve una deuda con la gente de FAS y la gente de Santa Ana, yo cuando vine acá era un jovencito que empezaba a jugar fútbol, vine con toda la furia de querer ser un gran jugador y este medio me ayudó», dijo.
Y el nuevo aterrizaje del «Avión» a Santa Ana ha sido una obra creada por varios actores, como Luis Calderón y un grupo de amigos, que hicieron todos los contactos y gestiones para la llegada del goleador argentino, que formó una de las tripletas de delanteros más temidas del fútbol nacional y regional, junto a Jorge «Mágico» González y David «Ariete» Cabrera, con quienes se reunirá para ser homenajeados.

«Cuando este grupo de gente me hace la invitación y se dio la posibilidad, no dudé en venir, para mí FAS significó el escalón más importante de mi vida, yo no sé si jugué bien o jugué mal, eso lo dice la gente», agrega.
Casadei, sostiene que el éxito de aquella generación de FAS de la que formó parte, en la que también jugaron otros argentinos como Amado Abraham, Manolo Álvarez y jugadores nacionales de gran calidad, incluido el «Mágico» González, al que cataloga como un crack al que «la historia tendría que haberlo puesto en el lugar más alto del mundo porque futbolísticamente es un monstruo».
Hoy, dice, se tomará el tiempo para recorrer las calles de Santa Ana nuevamente, de reencontrarse en el Quiteño con sus compañeros y la afición, donde ya compartió con la plantilla actual del equipo, a los que les recomendó paciencia, trabajo y humildad para salir del bache en que están y continuar por el camino ganador.

«El Avión» asegura que volver a Santa Ana, además de ser un sueño hecho realidad, le demuestra que aquel sentimiento mutuo de aprecio entre él y FAS, la Ciudad Morena y su gente sigue intacto: «Aquello que uno hizo y aquella comunión que había con la gente se fue transportando a través de las generaciones», señala.
FRASES
«Lo que más recuerdo es de la gente, es lo que me quedó marcado y fue por lo que vine, la gente fue la que me animó siempre a triunfar, ellos me empujaron, por eso estoy acá». «Para mí esto (volver) es un sueño que pensé que nunca se iba a realizar porque cuando empezaron a pasar los años, siempre pensé que se habían olvidado de uno».
«Yo siempre tuve una deuda con la gente de FAS y la gente de Santa Ana, yo cuando vine acá era un jovencito que empezaba a jugar fútbol, vine con toda la furia de querer ser un gran jugador y este medio me ayudó».
«Estoy muy contento con este reencuentro, el Avión volvió a aterrizar en Santa Ana, donde tuve que estar, acá tenía que estar». Raúl Roberto Casadei, ex jugador de FAS.
Trayectoria
Raúl Roberto «El Avión» Casadei llegó a FAS en marzo de 1975 y cerró su ciclo con el equipo tigrillo en marzo de 1980, tiempo en el que marcó 83 goles. Fue campeón nacional dos veces en los campeonatos 1977-1978 y 1978-1979. A nivel internacional, fue campeón de Concacaf en 1979 y subcampeón de América en 1980.