Seguramente muchas veces, al aproximarte a la alegre Ciudad de la Cumbia, San Vicente, desde la carretera Panamericana, has logrado apreciar la belleza del hermoso valle Jiboa, en el que resalta la majestuosidad de un volcán muy característico y famoso por sus dos elevaciones: el Chichontepec.
Este hermoso volcán cuenta con una altitud máxima de 2,181 metros en una de sus cumbres, siendo esta la de forma más cónica. Mientras que la otra es una cumbre más plana y con una altitud de 2,105 metros sobre el nivel del mar. Lo que lo convierte en el segundo volcán más alto del país, superado únicamente por el volcán de Santa Ana.
El Chichontepec está ubicado a 7.7 km al suroeste de la ciudad de San Vicente y sus accesos hasta la cúspide son muy variados; sin embargo, debido a su abundante vegetación y a lo confuso de sus senderos, se recomienda siempre ir acompañado de un guía, que pueden ser proporcionado por la Unidad de Turismo de la Alcaldía Municipal de San Vicente.
Si eres un apasionado del turismo de aventura y gustas de exigir al máximo a tu cuerpo, escalar este volcán será una buena experiencia.
Una de las indicaciones que te proporciona la Unidad de Turismo es que debes considerar que los recorridos se hacen por la mañana, a partir de las 8:30. También debes tomar en cuenta llevar suficiente agua y comida de aporte energético, ya que las condiciones del lugar demandan mucho trabajo físico.
Normalmente, el punto de partida inicia en la alcaldía vicentina. Desde ahí se continúa el recorrido en un vehículo 4×4 que te lleva hasta las faldas del volcán ubicadas en el municipio de Tepetitán. Una vez en el sitio, comienzas a adentrarte en lo espeso de la vegetación y de esta manera a disfrutar del aire puro que emana de esa reserva ecológica. Rodeado de un bosque fresco y húmedo, quedarás fascinado con toda la biodiversidad que existe: pastizales de clima templado y bosques poco densos de encinas y coníferas. Todo en un mismo lugar.
A diferencia de otros volcanes, el Chichontepec no cuenta con un cráter tan visible, por lo que al llegar a un punto medio del recorrido, entre árboles y helechos, encontrarás una hondonada. Esa gran circunferencia fue el cráter que se formó hace miles de años y nos recuerda la fuerza de este gigante que hasta ahora yace dormido. Se estima que la última erupción fue hace 1,500 años; sin embargo, existe muy poca evidencia sobre el suceso.
El volcán tiene numerosos sitios geotérmicos y actividad fumarólica en sus alrededores, conocidos como Los Infiernillos, que para muchos son los responsables de mantener inactivo este imponente volcán.
Una vez pasada la hondonada, puedes comenzar a emocionarte. Estás a punto de llegar a la cima, pero lo que sigue no es nada fácil, ya que, al acercarte a la cúspide, el suelo comienza a tornarse mucho más empinado y difícil. Es importante llevar un calzado acorde para esta actividad, ya que sin duda será de gran ayuda.
A medida asciendes, entre la fértil vegetación podrás apreciar claros que te darán una estupenda vista y que te motivarán a continuar la travesía. La hidratación en estas paradas es fundamental. Aprovecha para descansar y tomar un poco de aire para reponer energías.
Finalmente, cuando menos lo esperas, has llegado y la satisfacción de haberlo logrado te brinda una emoción increíble. Desde la cima se tienen impresionantes vistas de las ciudades de Zacatecoluca y San Vicente, del valle Jiboa, del estero de Jaltepeque, entre otros lugares.
Si quieres disfrutar esta aventura, la alcaldía dispone de guías que te facilitarán el camino. Puedes llamar al 2314-2400.
Parque central de San Vicente
S monumento en 1930. i después de escalar el ma – jestuoso volcán Chichon – tepec quedas con energías para conocer un poco más sobre la bella ciudad de San Vicente, te recomendamos recorrer su hermoso parque central, llamado Antonio José Cañas.
En él podrás disfrutar la idiosincrasia de su gente, alegre y trabajadora, que recorre con mucho entusiasmo los alrededores del parque. A un costado está la catedral y el antiguo palacio municipal. Este último está en ruinas debido a los devastadores terremotos de 2001.
Algo que sin duda no vas a dejar pasar por alto es la imponente torre del reloj, blanca y elegante que adorna con gran belleza el centro del parque. Esta torre, también conocida como la Giralda Vicentina, fue construida entre 1928 y 1930.
Se sabe que el privilegio de que los vicentinos tengan tan hermoso monumento surgió por la idea de hacer un kiosco. La noción fue promovida por un grupo de vicentinos de la Sociedad Ideal de Obreros, quienes buscaban que artistas de la época, poetas, declamadores y, sobre todo, de las orquestas de música actuaran en él, y de esta manera el pueblo vicentino pudiera disfrutar de un hermoso esparcimiento. Al comité de obreros y a otros colaboradores les fue imposible obtener los fondos necesarios para ejecutar la obra.
Sin embargo, en marzo de 1927, después de resultar electo presidente de la república, al Dr. Pío Romero Bosque se le presentó la idea y en octubre del mismo año dio a la ciudad vicentina la preeminencia de tener un monumento para la perpetuidad, logrando la construcción de la torre.
La Giralda Vicentina cuenta con 40 metros de altura y desde su último piso podrás apreciar una gran panorámica de la alegre ciudad de San Vicente y sus alrededores.