La hinchada tigrilla celebró por anticipado: se tomó por asalto el estadio Cuscatlán y pintó de rojo y azul sus alredores para citarse con la historia y en una fiesta, que tendría 90 minutos por delante y clara amaneza para otras aficiones de volverse ininterrumpida.
Los fanaticos tigrillos, como bien lo reconoció el alcalde santaneco, Gustavo Acevedo, que hinchó por FAS, dejó sola la ciudad y eso quedó más que evideciado con la marea roja que desfiló por las calles aledañas al Cuscatlán, que se postró sobre los graderios y butacas y que invadió todas las ventas de carnes, y bebidas instaladas en el lugar.
No había ni un solo espacio donde no predominara el rojo y el azul: los había en los canopis donde a sorbo de cerveza, se deleitaban con un trozo de carne, chorizo o simplemente departian entre el humo y olor de comida que litigaba con el del alcohol que les acompañaba y que destilaba más sin mascarilla.
«Cerveza, cerveza», vociferaba un vendedor ambulante de bebidas que buscaba «hacer su navidad en noviembre» entre los hichas santanecos que hacían ver como lunares amarillos los seguidores de Jocoro que emprendieron el viaje desde Morazán en busca de una hazaña.
En realidad, ante el mar rojo, se veían muy pocos, pero se movian con tranquilidad y fueron tratados con respeto por los rivales, que confiados en que tenían la 19 en el bolsillo, por el poco recorrido de Jocoro, aún con bebidas alcohólicas navegando por sus venas dejaron la hostilidad, al menos antes del juego.
«Realmente esta es una fiesta del fútbol. Toda Santa Ana está practicamente sola. Hemos puesto de todo para que FAS esté en este lugar y que podamos llevarnos la copa número 19 para Santa Ana», dijo el edil Acevedo.
Según el jefe de la Ciudad Morena, fue tanta la gente que buscó viajar a la capital para apoyar a los tigrillos, que los 50 buses que pusieron a disposición gratuitamente fueron insuficientes y hubo que buscar 25 más, aparte de los que contraron los aficionados por su propia cuenta.
A las 2:00 de la tarde, cuando todavía quedaba una hora para que Ismael Cornejo sonará su silbato y comenzara la batalla, la afición de FAS ya tenía abarrotado sol general, sombra sur, tribuna sur, tribuna norte y solo quedaba espacio en sol preferente: norte y sur. La sombra norte pintó de amarillo, se le designó a Jocoro, pero no les alcanzó el publico para llenarlo.
Al caer la noche, los miles de tigrillos tenían planeado trasladar la fiesta a Santa Ana y para ello, de acuerdo con Acevedo, ya se tiene preparado el parque Libertad de esa ciudad, disco móvil y grupos musicales para engalanar el ambiente.