La primera infancia es la etapa inicial de la vida que sienta las bases para el crecimiento físico, cognitivo, emocional y social, y es crucial para el desarrollo humano. Durante este período los niños desarrollan el lenguaje, la motricidad, la memoria, la creatividad, la imaginación, la percepción y la interacción social. La calidad de las experiencias y el ambiente en el que se desenvuelven son vitales para el desarrollo de procesos psicológicos y capacidades. En el cerebro de un bebé se generan un millón de sinapsis por segundo, siendo así la primera infancia una etapa que tiene un gran impacto en su desarrollo futuro.
En la Política Nacional de Apoyo al Desarrollo Infantil Temprano Crecer Juntos 2020-2030, se define a los espacios públicos para la primera infancia como los «espacios físicos y sociales, abiertos o cerrados, accesibles y disponibles para niños en su primera infancia, que cuentan con condiciones adecuadas para el juego, la recreación y el desarrollo de actividades lúdicas, artísticas y culturales».
Esta política reconoce que «pese a las iniciativas de los gobiernos municipales, organizaciones de la sociedad civil, asociaciones deportivas, culturales y religiosas que promueven acciones recreativas y de esparcimiento, los espacios públicos para el derecho al juego y a la recreación aún son insuficientes; y los que existen no están en condiciones idóneas para los intereses y especificidades de los niños según su edad, organización de los espacios, adecuada ornamentación, iluminación y seguridad perimetral para el disfrute seguro de la niñez».
Esta situación no es propia solo de El Salvador. Los objetivos globales delineados por la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, especialmente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 3 y 11 indican que la situación es global y dan las pautas para que las naciones se comprometan a garantizar un futuro más saludable, equitativo y sostenible para la niñez del mundo.Los parques, cuando están cuidados, equipados y activos, desempeñan un papel esencial en el cumplimiento de estos objetivos, ya que pueden proporcionar entornos que promueven la salud física y mental de la niñez, así como el acceso equitativo a espacios recreativos y naturales. Al ofrecer un entorno seguro y estimulante para que los niños exploren, jueguen y se desarrollen, los parques contribuyen directamente al ODS 3: Salud y bienestar. Estos espacios al aire libre fomentan la actividad física, reducen el estrés y promueven hábitos saludables desde una edad temprana.
En relación con el ODS 11, Ciudades y comunidades sostenibles, en un mundo cada vez más urbanizado es crucial garantizar que la niñez, independientemente de su origen o situación socioeconómica, tenga acceso a espacios verdes y recreativos. Los parques ofrecen oportunidades de juego y además promueven la cohesión social y el sentido de comunidad en las ciudades.
Nos encontramos en el momento justo para entender que nosotros, los adultos, y el rol de liderazgo que tomemos hoy son fundamentales para garantizar que los niños y las generaciones que vienen puedan disfrutar de los beneficios de estos espacios. Proteger y promover parques seguros, limpios, accesibles y activos para el desarrollo infantil es un imperativo para nuestro futuro como país y el cumplimiento de los compromisos globales hacia la sostenibilidad.