«No hay palabras para describir la alegría que siento al recibir este dispositivo. Me cambió la vida. Si no fuera así, no me pudiera mover. Estoy agradecido con Dios y con el ISRI», expresó Marcial Casco, quien a sus 72 años fue beneficiado con la entrega de una andadera con silla por parte del Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI).
Marcial sufrió un accidente de tránsito que le afectó la columna y los nervios, lo que le provocó la dificultad para desplazarse. Como paciente del ISRI, se ha sometido a diferentes terapias que le han permitido recobrar la capacidad de caminar apoyado en una andadera.
«Él no podía movilizarse solo. Con este nuevo dispositivo el cambio es significativo. Gracias al ISRI ahora tiene esto, porque por nuestra parte hubiese sido difícil obtenerla», señaló Neyci Casco, hija de Marcial.

Al igual que Marcial, niños y adultos son beneficiados con la entrega, por parte de la institución, de sillas de ruedas, andaderas, bastones, entre otros dispositivos personalizados, los cuales les permiten desplazarse o tener soporte al momento de estar de pie. Esto de acuerdo con las circunstancias en las que cada paciente se encuentre. «Realmente, la demanda es creciente y en los últimos dos años hemos podido notar un importante incremento en la demanda de verticalizadores, sillas de ruedas, andaderas. Solo en 2019 entregamos un total de 1,600 ayudas técnicas, y para 2021 sobrepasamos las 1,900 entregadas», afirmó la presidenta del ISRI, Ligia Gallardo.
Por su parte, Carlos Urrutia, fisioterapista encargado del taller, detalló que todo dispositivo es adaptado y modificado según las necesidades de cada paciente, de manera que el beneficio que este otorgue sea aprovechado al máximo por cada persona.
«Lo que nosotros hacemos es adaptar la silla a las necesidades del usuario. Lo importante de una silla personalizada es que vamos a incluir al paciente en la sociedad, evaluamos todo el entorno del usuario para buscar una silla más idónea para que se pueda incluir a la sociedad, comunidad y a su trabajo», detalló Urrutia.

Cada día se trabaja en el taller con base en los requerimientos que los doctores de la institución proporcionan y de acuerdo con las diferentes evaluaciones que se hacen en las sesiones de terapia que la población beneficiada recibe. «Aparte de estas sillas también entregamos andaderas, muletas, bastones.
A veces se nos dan casos que el paciente quiere una silla de ruedas, pero a veces no es eso lo que necesita, sino otro tipo de asistencia técnica», añadió el encargado del taller.

Señaló que entregar una silla de ruedas sin considerar aspectos como el lugar donde habita el paciente, su espacio de trabajo y la actividad a la que se dedica puede generar dificultades a la persona.
De igual manera, en los talleres del ISRI se elaboran sillas y verticalizadores de madera, cuya función es dar soporte a niños con algún tipo de parálisis.