Las acciones tomadas por el Gobierno salvadoreño en pleno desarrollo de la tormenta Amanda en 2020, en el punto álgido de la pandemia, han sido tomadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) como ejemplo de buen manejo de desastres naturales, y fueron expuestas en la Conferencia Mundial de Reconstrucción (CMR) del 23 y 24 de mayo, realizada en Bali.
«Para ayudar en la plena recuperación de las personas afectadas a largo plazo, el Gobierno de El Salvador llevó a cabo una evaluación utilizando la Evaluación de Necesidades Posteriores a Desastres (PDNA) y la Evaluación de Necesidades de Recuperación de COVID-19 (CRNA) establecida a nivel mundial con el apoyo del PNUD, el Banco Mundial y la Unión Europea», destaca un documento del programa internacional.
El PNUD destacó que la evaluación que aplicó la administración del presidente Nayib Bukele contribuyó a la práctica de evaluar las crisis que se están volviendo más complejas, multidimensionales e interconectadas y que el COVID-19 tiene un gran impacto en la pobreza y las desigualdades en muchas sociedades. El Gobierno también adoptó la metodología PDNA como herramienta estándar para evaluar los impactos de los desastres en el país e informar sus procesos de recuperación.
Cabe destacar que el equipo de la Secretaría de Comercio e Inversiones de la Presidencia, dirigida por Jorge Miguel Kattan, trazó las principales estrategias para afrontar las emergencias por fenómenos naturales.
Por otro lado, según las autoridades del programa, el Órgano Ejecutivo salvadoreño está en proceso de adoptar un marco regulatorio para fortalecer el entorno institucional para la implementación del programa de recuperación.
«La participación del gobierno en los dos procesos del marco de evaluación y recuperación les permitió cambiar su enfoque de la respuesta a los desastres a la recuperación a través de la reconstrucción de la infraestructura y abordar las necesidades sociales y económicas de los hogares afectados, lo que realmente permitió a la mayoría de las personas afectadas recuperarse de la doble crisis de las tormentas y la pandemia», apunta la PNUD.
En 2016, la Agencia Nacional de Mitigación de Desastres (BNPB, por sus siglas en inglés) de Indonesia, con el apoyo del PNUD, lanzó «InaRISK», una aplicación para trazar las áreas de alto riesgo de desastres con población afectada, proporcionando información sobre el potencial de daños físicos y costos financieros, el potencial de pérdidas económicas y el potencial de daños ambientales.
Según un informe de la PNUD, actualmente InaRISK permite al público ver los riesgos de desastres en sus áreas, construyendo la preparación para desastres basada en datos. Además, se ha convertido en una herramienta de monitoreo para mapear, monitorear y reducir el riesgo de desastres.
De acuerdo a las autoridades del programa, la experiencia de El Salvador e Indonesia da muestra de cómo los gobiernos, la sociedad civil, los grupos vulnerables, los socios para el desarrollo y el sector privado pueden organizar la recuperación y la iniciativa para planificar la reducción del riesgo de desastres y gestionar crisis complejas con las que muchas economías están lidiando.