«Frogmore Cottage», una casa de 400 metros cuadrados situada en las tierras que rodean al Castillo de Windsor, unos 40 km al oeste de Londres, había sido cedida a la pareja por la reina Isabel II tras su boda en 2018.
Pero los duques de Sussex viven en California desde que en 2020 abandonaron la monarquía británica y el Reino Unido. Según la prensa local, desde entonces se les permitía alquilar la casa todo el año.
Enrique, de 38 años, mantiene relaciones muy tensas con el rey y los otros miembros de la familia real británica y viaja muy poco a su país.
La última vez que lo hizo fue a principios de junio para testificar en un juicio contra el editor del diario Mirror al que acusa, junto a otros famosos, de recopilar información sobre él ilegalmente durante años.
Anteriormente visitó Londres para la coronación de su padre el 6 de mayo, a la que acudió solo, dejando a su esposa e hijos en Estados Unidos.
Poco meses después de la publicación en enero de su libro de memorias «En la sombra», donde ataca duramente a la monarquía, se pidió a la pareja que devolvieran la casa en cuya renovación habían gastado unos 2,4 millones de libras (3 millones de dólares).
«El duque y la duquesa de Sussex abandonaron Frogmore cottage», anunció Michael Stevens, responsable de las finanzas reales, en la publicación anual de los gastos de la monarquía.
También confirmó que Enrique y Meghan reembolsaron todos los costos de la renovación.
El palacio no dijo quién podría mudarse ahora a la casa.
Según la prensa británica, Carlos III desea que su hermano Andrés, alejado de la vida real a raíz de acusaciones de agresión sexual a una menor hace años en Estados Unidos, abandone el «Royal Lodge» en la finca de Windsor, mansión de una treinta habitaciones, para mudarse al mucho más pequeño chalet de Frogmore.