Con la propuesta de la nueva ley de Educación Superior, El Salvador daría un paso a la innovación ya que se sumaría a la tendencia global de establecer créditos académicos para medir el tiempo de trabajo de los estudiantes en educación superior.
Esto favorece la movilidad estudiantil, ya que en Europa y Estados Unidos se utiliza esta medida académica, y las personas pueden continuar sus estudios o ejercer una profesión.
Los créditos académicos se encargan de calcular el tiempo de formación de un estudiante en educación superior, en función de las competencias profesionales y académicas del programa.
Este enfoque es más novedoso, ya que mide el esfuerzo de los estudiantes por aprender y aplicar el conocimiento, mientras que las unidades valorativas (UV) que se han implementado en El Salvador durante años solo miden el esfuerzo del docente para transmitir el conocimiento.
Óscar Picardo, director del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), resaltó este progreso en la nueva normativa. «Cuando un estudiante iba a hacer una pasantía a otra universidad y llevaba su registro de notas le preguntaban qué era eso de unidades valorativas, cuando todo el mundo habla de créditos. El crédito tiene una connotación diferente, pues la UV son 20 horas de clases atendidas por un profesor, y el crédito son 25 horas de actividades de aprendizaje en clase, laboratorio o pasantía. Esto es positivo», señaló Picardo ayer en la entrevista Frente a Frente.
Los créditos académicos se empezaron a implementar después de la reforma universitaria europea en 1999 conocida popularmente como Proceso de Bolonia. Posteriormente, su aplicación se expandió a América donde es utilizada en países con sistemas educativos desarrollados como Estados Unidos y Chile. Con este tratado se establece la importancia de la intervención del alumnado en las clases haciendo preguntas o haciendo sesiones interactivas.
En ese sentido, Picardo destacó el trabajo del director nacional de Educación Superior, Christian Aparicio, en el proceso de construcción de la política. «El director de Educación Superior que ha manejado bastante bien esto, con mucho diálogo, dinamismo y ha estado abierto», dijo.
El especialista también evaluó de forma positiva que la especialidad médica será grado académico, pues antes las especialidades tenían diversas duraciones, y al tener grado académico establece una métrica mínima o máxima.
De igual forma, resaltó la importancia de que se exija, como mínimo, grado de maestría para ser miembro del el Consejo Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Conaces), el cual sustituye a la actual Comisión de Acreditación.
Finalmente, indicó que es «necesario» el requisito de tener dominio medio de un segundo idioma para graduarse de pregrado, y detalló que las universidades se encargarán de hacer evaluaciones de suficiencia para identificar dichos niveles.