El Juzgado Especializado de Sentencia C de San Salvador enjuicia a 29 miembros de una banda dedicada al robo de furgones con mercadería que según la acusación fiscal operaba en carreteras aledañas a zonas fronterizas.
La Fiscalía General de la República los señala de haber cometido 33 robos de furgones con mercadería que sobrepasa los $500,000, según la denuncia que las víctimas interpusieron.
En la información que los afectados proporcionaron al ministerio público, detallan que los hechos por los cuales los asaltantes enfrentan la vista pública fueron perpetrados desde el año 2013.
Uno de los fiscales explicó que a la banda la comenzaron a investigar en el año 2019 y cuenta con la declaración de un testigo criteriado quien ha señalado la forma en que cometieron cada uno de los robos.
«Es una estructura dedicada al robo de mercadería, privaciones de libertad, robo de vehículos en la cual se cuenta con la participación de un testigo criteriado que ha proporcionado la información de 35 personas que conformaban esta estructura», sostuvo el fiscal.
La banda robó diversa mercadería en las carreteras de mayor circulación de camiones de carga. Algunos hechos fueron cometidos en las carreteras que llevan a Acajutla, El Poy, San Juan Opico, Carretera de Oro y Comalapa.
Cuando los furgones eran interceptados, a los conductores los privaban de libertad mientras trasladaban la mercadería hacia bodegas, luego la distribuían en los principales mercados de San Salvador.
«La estructura le hacía señas a los conductores de los vehículos, que llevaban desperfectos mecánicos. Una vez los vehículos eran detenidos los intervenían a punta de arma y los privaban de libertad mientras descargaban la mercadería» afirmó el representante del ministerio público.
El mercado Central era uno de los que recibía la mercadería y por eso la Fiscalía está procesando a varios comerciantes como receptadores ya que se habían convertido en miembros de la estructura y tenían la calidad de receptores.
A la vista pública comparecerán a declarar las víctimas afectadas por los robos, así como los conductores de los automotores que tras ser interceptados por la banda fueron privados de libertad.
La estructura tenía siete células y el jefe de cada una de ellas mantenía una comunicación fluida con los demás con el fin de planificar los hechos e intercambiar información.