El presidente izquierdista perua – no, Pedro Castillo, investigado por corrupción, recibió un balón de oxígeno ayer en la Organización de los Estados Americanos (OEA), que dio luz verde a su petición de enviar una misión al país para «promover el diálogo» ante una aguda crisis política.
Perú vive al ritmo de sobresaltos políticos con cinco presidentes y tres parlamentos desde 2016. El último de ellos estremece a la jefatura del Estado. Castillo, en el poder desde 2021 para un mandato de cinco años, enfrentó dos intentos de destitución en el Congreso —dominado por la derecha— y fue sometido a seis investigaciones fiscales por presunta corrupción, de la que también se acusa a su círculo familiar y político más cercano. Esta semana la Fiscalía denunció a Castillo formalmente ante el Parlamento, un proceso que puede conducir a un antejuicio político y la suspensión del presidente, quien se considera víctima de una campaña para sacarlo del poder y denuncia un «golpe de Estado». Acorralado, Castillo pidió ayuda a la Organización de los Estados Americanos, que le tendió la mano.
En una sesión extraordinaria en Washington, el Consejo Permanente, órgano ejecutivo de la OEA, adoptó por aclamación una resolución en la que llama «a todos los actores» a actuar dentro «del Estado de derecho». Castillo le había pedido activar los artículos 17 y 18 de la Carta Democrática Interamericana, un instrumento aprobado en 2001 para promover los principios democráticos.