Como alma en pena, la escena de Carlos «Imacasa» Recinos, tras el argentino Daniel Bertoni, para evitar el 2-0, es inmortal: quedó congelada en el tiempo; un tiempo (39 años), que parecieran avanzar en cámara lenta para los salvadoreños, pero que ya ha marchitado cientos de sueños e ilusiones.
La «gloriosa» imagen en movimiento, que atestigua y que es la última referencia de El Salvador en un Mundial de Fútbol, se registró sobre el césped del estadio José Rico Pérez, de Alicante, en junio de 1982.
Se corría el minuto 53, cuando Bertoni esquivó el «machete» de Imacasa Recinos, enfiló a marco y tumbó la cabaña de Ricardo Guevara Mora para decretar un 2-0 que, aunque derrota, se añora por la instancia en que ocurrió.
El pitazo final del boliviano Luis Barrancos mostró a la Selecta la amarga vereda a casa, y sentenció un peregrinar del fútbol salvadoreño que ya pinta canas y que amenaza con envejecer y jubilar a generaciones enteras de futbolistas e hinchas.
De 1982 a la fecha, nueve Copas del Mundo han pasado por la retina de los salvadoreños y no ha quedado más que celebrar triunfos ajenos y la añoranza de tiempos pasados: dos mundiales. El último con resultados históricos tan desastrosos como lleno de orgullo.
Nadie pasa por alto el bochornoso 10-1 del Hungría-El Salvador, pero como bien lo dijo Jorge Valdano, campeón del mundo con Argentina, «es mejor fracasar en un mundial que nunca haber ido». Y la palabra se la toma al pie de la letra el profesor Imacasa Recinos.

«A mí que me digan lo que quieran, pero una Copa del Mundo no la juega cualquiera. Todo el que juega una Copa del Mundo es un elegido de Dios y es respetado en todo el mudo, menos en El Salvador», afirma Recinos.
Para el míster, los partidos que El Salvador disputó en España 82 fueron inmemorables por la talla de selecciones y jugadores a los que Jorge «Mágico» González y la armada cuscatleca debieron enfrentar. Bélgica venía de ser campeón de Europa, Hungría había ganado la Recopa y la Copa Europea de Naciones; y Argentina, con Diego Maradona que apenas florecía, era la vigente campeona del mundo.
«Los húngaros tenían un grupo extraordinario y nosotros éramos simplemente un equipo de jugadores silvestres que habíamos ganado el lugar de ir a una copa del mundo en medio de una guerra», recuerda el profesor Recinos.
«No cualquiera la puede jugar. Sino mire cuántos años llevamos nosotros pretendiendo llegar a una Copa del Mundo y no se llega», remata el mundialista sin dejar pasar y señalar muchas de las causas que han añejado la última participación y que han jubilado a camadas enteras de jugadores y hecho fracasar a una camándula de técnicos.
Información con causas, fracasos y posibles soluciones es la lectura obligada que como «Diario El Salvador» llevaremos hasta su mesa en diferentes entregas que empiezan a correr a partir de hoy.