Por Jimmy Francisco Ortega / DePoesía
Que no se detenga el vuelo,
de lo que antes era un sueño,
que siga libre este suelo,
nuestro terruño salvadoreño.
Sigamos desplegando las alas de la esperanza,
de un mañana que no es utopía,
¡De esta marcha que con alegría avanza!
En esta patria, tuya y mía.
Que la rabia, el odio y el veneno sean de ellos,
de los esclavistas, verdugos, sanguinarios,
que añoran la bota opresora sobre los cuellos,
como la jaula sedienta de canarios.
Adiós, verdugos de mi pueblo,
torturadores y asesinos de sueños,
hambrientos lobos famélicos.
Volver a nutrirse de la sangre de la patria: ¡nunca jamás!
Como dijo aquel poeta profético,
en sus sonoros y directos versos:
“Se morirán de nostalgia,
pero no volverán”.