Con túnicas de Hogwarts y sombreros de brujos, cientos de Potterfanáticos bebieron cerveza de mantequilla y posaron para fotos en los zapatos gigantes de Hagrid durante la esperada apertura de la tienda de Harry Potter el jueves en Nueva York.
Fans del joven mago hicieron fila durante horas bajo una fuerte lluvia para ser los primeros en visitar la tienda de tres pisos en el sur de Manhattan, que acoge la mayor colección de productos de Harry Potter en el mundo.
«Es realmente mágica», dijo Margaret Suárez, cuyo novio llegó a las 06h00 (11h00 GMT) para hacer fila antes de la apertura prevista a las 10h00.
Suárez, de 30 años, eligió una varita mágica de la bruja Bellatrix Lestrange para acompañar los figurines Funko Pop de Harry Potter que ya estaban en su bolsa de compras.
«En mi corazón, soy bruja», dijo Suárez a la AFP. «Realmente quiero conseguir una varita y personalizarla para poder vivir mi mejor fantasía», añadió la neoyorquina.
Ruben Juárez, de 27 años, y su esposa viajaron desde Dallas, Texas, para la gran apertura de la tienda de 1.950 m2 cerca del icónico edificio Flatiron.
«Estamos emocionados de estar aquí. Amo todo lo que es de Harry Potter», dijo Juárez, que vestía la bufanda escarlata y dorada de la Casa Gryffindor.
Grandes multitudes se reunieron fuera de la tienda durante la mañana -los clientes debían reservar hora para entrar- y se llamó a la policía para garantizar el orden.
Dentro, los fans del mágico mundo de la escritora J.K. Rowling se sacaban selfis frente a una cabina de teléfono roja como la que transporta a las brujas y magos al ministerio de la magia y compraron «fizzing whizzbees», una golosina efervescente.
Se probaron jerseys del juego Quidditch, ojearon copias de la serie de libros más vendida de la historia y probaron la bebida favorita de los magos en el bar Butterbeer.
«Butterbeer (cerveza de mantequilla) es como soda crema pero con efecto. No se parece a nada en realidad», explicó Emilee Rodríguez, de 21 años.
La mayor tienda de Harry Potter debía abrir el verano boreal pasado pero su inauguración fue aplazada debido a la pandemia de coronavirus.
Para Alexandra Ewing, de 19 años, valió la pena esperar.
«Me estoy divirtiendo como nunca. Estoy luchando contra las lágrimas todo este tiempo, me está encantando», dijo.