Las maras y pandillas seguirían asesinando, secuestrando y extorsionando a todo El Salvador si Nayib Bukele no hubiera llegado a la presidencia de la república el 1.º de junio de 2019.
Más de 80,000 criminales gozarían de libertad para cometer todo acto terrorista en contra del pueblo salvadoreño si Nayib Bukele no hubiera ejecutado el Plan Control Territorial (PCT) y el régimen de excepción.
Los dueños de tiendas, puestos de mercado, ventas de lácteos, pupuserías, zapaterías, salones de belleza, talleres, propietarios de empresas y transporte público, trabajadores privados y públicos y estudiantes continuarían sometidos al pago de extorsiones bajo amenazas de muerte si Nayib Bukele hubiera cedido a las exigencias de ARENA-FMLN y sus ONG y partidos políticos apéndices para eliminar el PCT, el régimen de excepción y liberar a «sus angelitos» criminals
El Salvador seguiría siendo la capital del crimen si Nayib Bukele no hubiera tenido la inteligencia, visión y los pantalones para cambiar totalmente esa realidad.
Es culpa ahora del presidente de la república que la naciónsea la más segura del hemisferio occidental, que la división de Negocios del español Banco Santander reconozca que el incremento del turismo y el empleo de ese sector están potenciando el crecimiento del país, que los flujos turísticos de 2024 y una mejora visible de la infraestructura y la seguridad sean «impresionantes».
¡Qué desastre es que más turistas están llegando a El Salvador, superando con creces los resultados de países de la región! ¡Qué bochornoso es que muchos ciudadanos del mundo pidan un Bukele para sus naciones! ¡Están locos aquellos que quieren replicar el modelo Bukele que somete a los criminales a la justicia en lugar de negociar con ellos! ¡Qué locura es que haya cada vez menos salvadoreños buscando migrar!
Por todo eso y más, «¡fuera, Bukele!». Sí, los salvadoreños deben saber que ese fue el grito agónico que se escuchó en Venezuela el viernes pasado, en un acto que la comunidad internacional ha rechazado y condenado. Es ahí donde unieron sus voces los invitados del señorón bilingüe, sí, esos, los de la tregua con terroristas, los rojos corruptos que aún mantienen una «esperancita» de recuperar el mando y devolverles el poder y territorio a las maras, pandillas y narcotraficantes.
El pueblo salvadoreño debe felicitar a los efemelenistas por contar con un jefe internacional que los arropa contra «losfascistas» y que anuncia la unidad de Cuba y Nicaragua para «tomar las armas» y defender lo indefendible.
En El Salvador es el pueblo el que verdaderamente respalda, respeta y defiende a su líder, y quien lo llevó a un segundo mandato con votación histórica que la misma comunidad internacional supervisó y legitimó. Es el soberano constitucional que aprueba y aplaude su gestión por sexto año consecutive.
Por cierto, Nayib sí tuvo la valentía de someterse al escrutinio real y decisión de todo un pueblo. Y ahora el mundo mira hacia él, incluso aquellos que presumen de ser «respetuosos de los derechos individuales» y de «gobierno representativo» cuando no lo son. Son el verdadero fascismo.
La sociedad salvadoreña vive y disfruta del modelo Bukele porque reconoce el rotundo cambio del país, porque es parte de la nueva historia en paz y seguridad, esa que ARENA y el FMLN no pudieron lograr, pues descaradamente siguieron el guion de sus «líderes internacionales» y la volvieron imposible, además de asociarse con criminales, mientras saqueaban el dinero del Estado.
La verdadera paz y el verdadero desarrollo los decide y seguirá decidiendo el pueblo salvadoreño. Mientras, los parásitos de Soros, los mercaderes de la fe, los leguleyos y los fracasados internacionales seguirán gritando «¡fuera, Bukele!».