El eminente riesgo de sufrir un accidente al que se enfrentaban todos los días los niños que asisten al Centro de Bienestar Infantil (CBI) del caserío La Joya, en el cantón Lagunetas, en el municipio de Torola, Morazán, ha sido solucionado con un proyecto de infraestructura que ejecutó la Fundación Gloria Kriete en conjunto con la asociación Patronato para el Desarrollo de las Comunidades de Morazán y San Miguel (Padecomsm).
El proyecto, que fue una iniciativa de la Asociación de Desarrollo Comunal (Adesco) Nuevo Amanecer, consistió en la construcción de un muro de contención de 37 metros de longitud y una cerca perimetral de 47 metros, además de otras obras complementarias como la construcción de un baño, mejoramiento del área de recreación de los niños y pintura del centro.
La intervención en el CBI es uno de los proyectos formulados por la Adesco de la comunidad, que resultó ganador en la categoría de desarrollo comunitario de la edición 2022 del programa Ayudando a Quienes Ayudan que ha impulsado durante 17 años la Fundación Gloria Kriete.
«Anteriormente lo que había era una cerca en malas condiciones, porque solo era una tela y los niños estaban expuestos a diferentes riesgos y situaciones por la altura en la que está ubicado el CBI, así que no solo es un tema de protección de la niñez, sino también de adecuación de espacio para que los niños y sus familias se sientan más seguros», expresó Violeta Meléndez, coordinadora de proyectos del programa Ayudando a Quienes Ayudan.
La administración del centro está a cargo de la Adesco y anualmente recibe un presupuesto de $20,000 de parte del Consejo Nacional de la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia (Conapina) para el funcionamiento, que se utiliza para pagar tres personas que cuidan a los menores, la alimentación y los servicios.
La inversión en el proyecto que ejecutaron la fundación y los otros socios superó los $14,000 y beneficiará directamente a 22 niños que asisten al CBI. También en la comunidad impactará de manera positiva a 90 personas que residen en esa zona, situada a más de 200 kilómetros de la capital salvadoreña.
«Este proyecto es de gran beneficio porque ahora los niños van a estar en un lugar seguro», detalló Santos Lucio Barahona, presidente de la Adesco.