Las lágrimas iniciales de Juan Sánchez, fueron de frustración y dolor, después, si lloró, fue de emoción. El ariete blanco salió lesionado y no pudo sudar la camiseta en una nueva final de reserva que tituló una vez más al Alianza. Los paquidermos debieron esperar hasta lo último para ganar el campeonato, el bicampeonato, ante un Limeño aguerrido y luchón hasta el último suspiro.
Se le atragantó Municipal Limeño al Alianza en el primer acto y provocó que la celebración se añejara, pero nunca dio la impresión de litigar verdaderamente titularse de campeón y levantar la corona.
Lo de los mantequeros fue defender su parcela, «arrimerar» piernas por delante de su meta Óscar Reyes y mendigar por un resquicio que les permitiera asomarse a la portería rival y esperanzarse con un gol.
La estrategia de los santarroseños les dio apenas para migas en ataque y permitió que los paquidermos, con línea de tres en el fondo, jugaran solventes y hasta sobrados ejerciendo un monopolio de balón sin premio.
Pudo Alianza irse a la pausa ilusionado con el título, pero evidenciaron que son jóvenes en proceso de formación: fallaron goles cantados y lo supo Edgar «Kiko» Henríquez, que ansioso desde el banquillo, corregía con ademanes los fallos.
Los elefantes tuvieron como autopista el corredor izquierdo y desde allí llegó la primera acción que pudo terminar en el fondo de la cabaña, pero acabó en los graderíos. La tuvo al 7´ Ronald Aparicio y lamentó el fallo.
Más tarde, al cuarto de hora, Emerson Mauricio quedó solo frente a Reyes, pero sacó un puntillazo displicente que se estrelló en la humanidad del guardameta. El fallo dio para el lamento, pero más la salida de Juan Sánchez, el goleador de los blancos, que abandonó por lesión.
Antes de bajar el telón y dejar la obra en pausa. Llegó una nueva ocasión para los albos en los linderos del área, pero de nueva cuenta no hubo puntería. Los minutos finales pintaron a un Limeño que sacó el último aliento por irse en ventaja y apretó arriba.
La etapa de complemento fue un calco de la primera. Alianza fue un monólogo con la pelota, pero sin un genio que frotara la lámpara en el último pase naufragaba en sus intenciones, tanto que sin ser más, los chicharroneros la tuvieron más clara en dos ocasiones.
El desgaste de los blancos y mejor trato a la pelota trajo premio al 86´. Marvin Sandoval, recibió un trazo largo de Álvaro Monge, se sujetó el gafete de capitán y sacó un remate cruzado que cogió a medio camino al meta Óscar Reyes. La diana valió para el campeonato, para el bicampeonato de la juvenil blanca, que guardó el trofeo bajo llave para evitar se los robaran en tiempo agregado.