El presidente Nayib Bukele reafirmó una vez más su compromiso para combatir la corrupción, venga de donde venga. Ya en su discurso de aniversario de toma de posesión lanzó la guerra contra los corruptos como el siguiente paso para erradicar la delincuencia y la inseguridad del país.
En esa oportunidad, la Fiscalía General de la República allanó propiedades y empresas ligadas al expresidente Alfredo Cristiani, de ARENA, cuya corrupción protegió su partido y el FMLN a cambio de mantener la impunidad para sus propios criminales.
Lo que los gobiernos de ARENA y del FMLN hicieron fue blindar a sus dirigentes e impedir que los procesos judiciales en su contra siquiera fueran planteados en los tribunales. Eran desarmados desde la misma Fiscalía, que estaba al servicio de la corrupción.
Este martes, sin embargo, vimos al fiscal general, Rodolfo Delgado, tomarle la palabra al presidente Nayib Bukele para investigar a todos los miembros del Gabinete de Gobierno, para evitar que haya un mal uso de los fondos públicos y que pueda ocurrir enriquecimiento ilícito que era tan común en las pasadas administraciones de los aliados ARENA-FMLN.
El presidente Bukele fue claro con sus colaboradores más cercanos al señalarles que los únicos que van a disputarse los votos de los ciudadanos son él y el vicepresidente Félix Ulloa, por lo que deben dedicarse de lleno a sus funciones y, sobre todo, garantizar el buen uso de los impuestos de los salvadoreños.
Además, el presidente Bukele aseguró que su objetivo es dejar un legado correcto, alejado de la corrupción. «Yo no voy a ser el presidente que no robó pero se rodeó de ladrones. Quiero que me recuerden como el presidente que no robó y que no dejó que nadie robara, y al que robó lo metió a la cárcel», sentenció el gobernante durante la última sesión del consejo de ministros con él como presidente, ya que presentará un permiso temporal para dedicarse a la campaña electoral.
Una vez más, el presidente Bukele está haciendo historia, cambiando las viejas prácticas que adoptó ARENA y que el FMLN aumentó hasta llegar a cometer el mayor saqueo a las arcas públicas.
La guerra contra las pandillas busca combatir la impunidad, pero ese mismo compromiso está presente también para evitar que el dinero público acabe en cuentas particulares de personas a las que jamás les interesó el servicio público, sino solo lucrarse.