El huracán Rafael tocó tierra como un potente ciclón categoría 3 la tarde de este miércoles en Cuba, en medio de un apagón generalizado, dos semanas después del paso de la mortal tormenta Oscar, que también golpeó a la isla durante un corte de energía eléctrica.
«Rafael ha tocado tierra en el oeste de Cuba», en la provincia de Artemisa, indicó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC).
En Candelaria, una población de 20.000 habitantes ubicada 75 kms al suroeste de La Habana y muy cerca del punto por donde Rafael entró en la isla, caen lluvias torrenciales con vientos que sacuden con fuerza las copas de los árboles, constataron periodistas de la AFP.
La isla se encuentra sin servicio eléctrico debido al mismo paso del ciclón. «Fuertes vientos provocados por el huracán de gran intensidad Rafael provocaron la desconexión del sistema eléctrico nacional», indicó en la red X la estatal Unión Eléctrica.
El NHC advirtió de marejadas ciclónicas potencialmente mortales, vientos huracanados dañinos e inundaciones repentinas en parte del oeste del país caribeño.
Se prevé que el huracán atraviese la isla y salga al Golfo de México donde empezará a perder fuerza.
Cuba acaba de sufrir el paso de otro huracán, Oscar, que dejó ocho muertos en la isla en medio de un corte total de electricidad. Entonces el apagón se debió a fallas en las plantas termoeléctricas y a la falta de combustible.
El restablecimiento total de la energía eléctrica tardó varios días en La Habana y varias semanas en las zonas afectadas.
«Ni un alma»
El presidente Miguel Díaz-Canel informó que se mantiene en comunicación con las provincias que sentirán los mayores efectos de Rafael.
Vientos y lluvia continuas afectaron el miércoles a La Habana. En la capital, de dos millones de habitantes, los comercios fueron cerrados y en varias gasolineras se retiraron la bombas de combustible, mientras que las calles lucían casi vacías.
Miles de personas fueron evacuadas en pueblos costeros de Artemisa y Pinar del Río, por donde se espera que ingrese el ojo del huracán.
«No hay ni un alma» aquí, dijo a la AFP Marisol Valle, una mujer de 63 años, mientras trataba de llevarse algunos muebles antes de que el agua alcanzara su hogar cercano al mar, en Guanimar, un pueblo pesquero a unos 70 kilómetros de La Habana.
En el contiguo pueblo de Alquizar, Liset Herrera, de 57 años, se quejó el martes de no haber podido ver las noticias en la televisión por falta de electricidad.
«Pero por lo que he visto en el teléfono» el huracán se acerca «y si pasa, aquí no va a quedar nada», lamentó.
Según el diario oficial Granma, se suspendieron «las operaciones aéreas» en la región occidental del país, medida que incluye a los aeropuertos de La Habana y del famoso balneario de Varadero, en la vecina provincia de Matanzas.
Asimismo, la clases se interrumpieron en varias provincias. En La Habana y otras localidades del oeste de Cuba también paró el servicio de transporte público de pasajeros.
Desde el gigantesco apagón, el país ha sufrido numerosos cortes debido al déficit crónico de generación de electricidad. En septiembre de 2022, la isla ya sufrió un apagón generalizado tras el paso del huracán Ian por el oeste.
Las graves inundaciones de Oscar sorprendieron a los habitantes de dos localidades guantanameras, San Antonio del Sur e Imías, donde se registraron las ocho muertes.
Cuba se enfrenta a su peor crisis económica en treinta años. El gigantesco corte de electricidad sucedió a apagones crónicos, y se sumó a la escasez de alimentos y medicinas y a una inflación galopante.