Los enfrentamientos entre los grupos armados palestinos, que lanzaron más de 1,000 cohetes hacia territorio israelí, e Israel, que bombardea intensamente la Franja de Gaza, dejaron saldo de al menos 70 muertos y hacían temer ayer por una «guerra a gran escala».
Israel despertó ayer con daños considerables que no se veían desde la guerra de Gaza de 2014, con casas, coches e instalaciones petrolíferas destrozados.
Los ataques aéreos israelíes, los más intensos desde 2014, son, según el ejército, una respuesta a los «más de 1,000 cohetes» lanzados por varios grupos armados desde la Franja de Gaza hacia Israel desde el lunes por la noche.
Los enfrentamientos dejaron saldo de al menos 43 muertos en Gaza, entre ellos, 13 niños, a los que se suman dos palestinos fallecidos en Cisjordania y siete israelíes.
Cerca de 850 cohetes cayeron en Israel o fueron interceptados por el sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro, otros 250 se estrellaron en la Franja de Gaza, informó el portavoz del ejército israelí, Jónathan Conricus.
Hamás lanzó el lunes por la noche una salva de cohetes como gesto de «solidaridad» con los más de 700 palestinos heridos en los enfrentamientos recientes con la Policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar más sagrado del islam, situado en Jerusalén Este, anexionado por Israel en 1967.
Frente a la escalada, la comunidad internacional hizo un llamado a la calma, pero los dos bandos no han dado hasta ahora signos de apaciguamiento.

Israel y Hamás se encaminan hacia una «guerra a gran escala», advirtió el martes el enviado de la ONU para Oriente Medio, Tor Wennesland.
«Una guerra en Gaza sería devastadora y la gente pagaría el precio», dijo el diplomático.
Ayer un edificio de una decena de pisos, que albergaba oficinas de la cadena televisiva palestina Al Aqsa, fue completamente destruido por un bombardeo israelí, constató un periodista de la AFP.
La torre Al-Shoruk está situada en la ciudad de Gaza. Es el tercer gran edificio de la ciudad destruido desde que se inició la campaña de ataques aéreos isralíes, en pleno pulso militar con el movimiento islamista Hamás.
La fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Fatou Bensouda, mostró su preocupación por la violencia que se vive en los territorios palestinos y en Israel, y alertó que se pueden estar cometiendo posibles «crímenes».
«Asisto con una gran preocupación a la escalada de violencia en Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, así como en Gaza y en sus alrededores, y a la posible comisión de crímenes en el marco de Estatuto de Roma», texto fundador de la CPI, escribió en Twitter la fiscal.
La CPI anunció en marzo la apertura de una investigación sobre presuntos crímenes de guerra en los territorios palestinos, una decisión criticada por Israel y bien recibida por los palestinos.
Fatou Bensouda había declarado que existían «bases razonables» para creer que miembros de las fuerzas israelíes, de las autoridades israelíes, del movimiento islamista palestino Hamás y de grupos armados palestinos habían cometido crímenes durante la guerra de Gaza en 2014.

Ayer, la fiscal subrayó que su investigación «abarcará a todas las partes y los hechos y pruebas […] para determinar si existen responsabilidades penales individuales en virtud de Estatuto».
La fiscal hizo eco de los llamados de la comunidad internacional a la «calma y a restringir y parar la violencia» y subrayó que su oficina sigue de cerca «la situación en el terreno y tomará en cuenta cualquier elemento que esté dentro de su jurisdicción». Israel no es miembro de la CPI, que sí admitió a Palestina como miembro de pleno derecho desde 2015, pese a no ser en la práctica un Estado plenamente reconocido.