Entrada triunfal de Javier Zanetti en Zaragoza. Confeti y pólvora son la mejor combinación para recibir a un excapitán del Inter de Milán.
Luego, el alcalde de Zaragoza, César Godoy, no cabía de la emoción. Todo era felicidad y gratitud en el escenario, en el Polideportivo de la ciudad. Antes vieron a Mágico González, Lionel Scaloni y ahora Zanetti, Il capitano, como se le conoce en Italia.
Zanetti se paró frente al atril para entrar en comunión con los niños, esos que le hacen recordar cuando él estaba en infancia y aspiraba a ser un jugador profesional de fútbol.
«Gracias por esta bienvenida. Cuando me dijeron de pasar acá a Zaragoza, no lo dudé, porque me contaron la historia de todos ustedes y me hacen recodar cuando yo era un niño e iba detrás de mis sueños, que eran jugar al fútbol. Lo puede lograr a través de sacrificio. Por eso les digo nunca dejen de soñar», dijo el exseleccionado argentino que disputó los mundiales Francia 1998 y Corea y Japón 2002.
Zanetti quería que los niños se ale acercara. Así, se fue a la cancha con los pequeños para interactuar a través del balón. Ahí, el excapitán de Inter de Milán estaba en su charco, en lo que lo apetece, en lo que le da sentido a su existencia.