Tan solo tiene 12 años, pero su nivel de actuación y compromiso ha causado una agradable sorpresa entre sus compañeros de trabajo, entre ellos la sevillana Paz Vega. Y pese a toda la carga que lleva de ser uno de los protagonistas de la película «Luciérnagas en El Mozote», no deja de ser un niño. Así es Mateo Honles, quien a su corta edad ya está haciendo historia, una que se leerá en unos años con más éxitos y proezas.
Su hazaña no solo por ser parte del largometraje de gran envergadura que se grabó en El Salvador este 2022, también lo es por una prodigiosa capacidad de actuación. Platicar con él es más que agradable, es inteligente, ingenioso, espontáneo y sincero como solo un niño de 12 años puede serlo. El 17 de noviembre, antes de que iniciara su día rodando en un set conocí a Mateo, le pedí una entrevista junto a su mamá, Natalia Campos, él accedió dejando a un lado su celular y acomodando su sudadera para verse lo mejor posible en las fotografías.
¿Cómo empezaste en la actuación?
MH (Mateo Honles): Desde chiquito he hecho varios anuncios y modelado para St. Jack´s. Luego, me mandaron a un castin para una película y mi mamá no presintió que era mía. Mi mamá no confiaba en mí.
NC (mamá): Sí pensé que quedaría. Lo que pasa es que en la audición que él hizo tenía que ser triste y él se puso a contar chistes. Entonces, yo dije que lo que querían en ese momento no era lo que él hizo. Pensé: «no va a quedar». Pero al final al director le gustó porque él improvisó, porque no le habían dado un guion. A la semana que hizo el castin me llamó el director y me dijo: «Me gustó cómo lo hizo. Me gustó cómo improvisó porque los demás niños se cortaron y no siguieron, pero él sí, eso es lo que buscamos en la película».
¿Cómo se llamaba la película?
MH: «Días de luz». Se trataba sobre un apagón en Centroamérica, yo era un niño que tenía a mi mamá en un hospital. Entonces, me fui desde un pueblito hasta la ciudad para ir a buscar a mi mamá. En eso, en el camino, mi abuela se enfermó y yo la dejé, me fui en un microbús. Cuando llego al hospital, veo, y mi mamá ya está muerta.
¿Cuántos años tenías cuando hiciste esa película?
MH: Seis a siete años.
¿A «Luciérnagas en El Mozote» cómo llegaste?
MH: Bueno, me dijeron que iba a hacer castin, y yo dije: «bueno».
NC (mamá): El castin de Mateo fue la película anterior. El director lo vio en esa escena de llanto y le gustó, y el productor le dijo que lo conocía. Vinieron a conocerlo y el director dijo que sí, que le gustaba, y varios que trabajan en esto, como ya lo conocen, lo habían recomendado. Entonces, todo se unió. Lo que nos dijo el director es que fue el primero que vio y le gustó. Pero el resto del equipo dijo que no podía quedarse con el primer niño que viera. Así que hicieron más castin en Guatemala y México, pero al director, al final, regresó con Mateo y quedó.
Mateo, ¿qué pensás de tu personaje en «Luciérnagas en El Mozote»? ¿cómo es?
MH: Para empezar, mi personaje no es muy abierto él. En las primeras escenas él andaba normal y no se había dado cuenta que habían llegado los militares. Ya cuando empezó, ya iba agarrando carácter, ya cuando encuentra a su hermana y su mamá muerta es cuando ya él cambia. Cuando me eligieron me dijeron en una escena: «tenés que llorar» y yo dije que sí, porque en la película pasada, «Días de luz», me dijeron que tenía que llorar. Y nadie confiaba en mí que iba a llorar en esa película y en ese momento se había muerto mi perrito, entonces yo me enfoqué en eso y lloré. Así que yo aquí ya venía preparado, yo puedo llorar solo así, de la nada. Entonces, me meto en el personaje y me imagino que es mi mamá y empiezo a llorar. Creo que mi personaje, José, es asustado, no es abierto. Él se cree que es fuerte, él es que como que: “¿y qué, pues?”, es muy retador él y, no sé, muy ágil también. En un día que anda por el monte es un niño y también anda por el playón y no tiene botas. Así creo que es José, un niño que está viviendo la guerra y lo logra. Me gusta mi personaje.
Mientras platicamos, se acercan a preguntarle si se aprendió su diálogo para las escenas del día, él responde con duda, lee su línea y dice: «no, si solo es una línea, casi me la aprendo. Me asustaron de por gusto», y ríe.
¿Qué sabías de la guerra?
MH: Bueno, de la guerra no sabía tanto, pero había tocado un poco el tema en el colegio. Dicen que fue una gran masacre la de El Mozote, que cuando llegaron a la iglesia, en el guion dice que dispararon. Me han contado que quemaban las iglesias con personas adentro, que a los bebés los mataban, a las mujeres las violaban y es muy duro eso. También me imagino ser niño en la guerra, porque había niños que andaban con rifle. Vi la película «Voces inocentes», de que niños andaban con pistolas, no tenían que haber andado así. Yo digo que los niños no se merecen eso, o sea, a los bebés los tiraban y los acuchillaban. Entonces, la guerra son varios bandos con gente que no tiene nada que ver en medio y la película se trata de eso.
Mateo, ¿vos ya tenías preparación actoral o cómo ha sido tu proceso?
MH: No, nunca he tenido clases, no he ido a aprender nada. La primera vez que actué me salió así y ya fui agarrando carácter, y ya me metía en el personaje, y cosas así. O sea, fui mejorando cada vez más.
Para ser José, ¿cómo te has preparado?
MH: Para ser un personaje, yo nunca hago nada, dejo que fluya. Me meto en el personaje, pienso ¿cómo se sentiría un niño en la guerra?, ¿cómo se sentiría que le disparen a la par? Yo pienso cómo sería yo si estuviera en una guerra y dejo que fluya, y así lloro. Me imagino cosas y así.
¿Querés ser actor, definitivamente?
MH: Tal vez sí, aunque he perdido momentos en el fútbol ahorita. Yo jugaba fútbol, torneos y todo, pero por la película lo he dejado por un rato. Llevamos dos semanas rodando (17 de noviembre) porque mi personaje lleva todos los días de rodaje.
¿Qué les dirías a los niños que quieren ser actores como vos?
MH: Que le den, o sea, de que lo pueden lograr, lo pueden lograr. Eso sí, tienen que practicar mucho, tienen que esforzarse, porque lo que logré de estar aquí en la película no es fácil. No es como que: «allí voy». No, uno se esfuerza mucho. Como le digo, desde chiquito, por eso varios productores me conocen y sí he logrado que me recomienden y así lo logré aquí. Yo digo que se esfuercen y que lo pueden lograr, porque todo lo pueden lograr. No es como: “ah, él es famoso, vos no”. Todos lo pueden lograr.
Mateo se despide. Ha llegado la hora de que lo empiecen a preparar para las escenas de este día en las que también demostrará su destreza física. Cuando empieza el rodaje, el jovencito colabora como todo un profesional. Sus líneas están bien memorizadas. Su madre lo acompaña, en las pausas le toma fotografías. La escena ya está lista. El director y escritor, Ernesto Melara, le comenta que ya la lograron, pero le pregunta si es posible volver a grabarla. Mateo no vacila en aceptar y repetir el momento en el que salta para caer en una cueva. La claqueta vuelve a sonar, el director grita acción, Mateo se lanza, entra en acción. Vuelve a quedar la escena. Ernesto se acerca a Natalia y la elogia reconociendo lo increíble que es su hijo Mateo.