José Hernández es un usuluteco de 49 años que es de los pocos hojalateros que quedan y hace cuentas de que lleva más de 35 años de dedicarse al oficio.
Desde 2018 trabaja de manera independiente luego de que cerró el taller en donde laboró la mayor parte de su vida. A diario, José lleva sus herramientas y una mesa de trabajo, se coloca en la zona del «by-pass» de Usulután, en las cercanías del desvío hacia Santa María, para dar a conocer su trabajo a quienes transitan por la zona.
«En la casa tengo el taller, pero no tengo espacio para trabajar, así que allá hago los cortes y aquí hago lo demás. Aquí los clientes me ven y es como una vitrina. Por eso vengo a diario», comentó.
La necesidad de obtener clientes y ser conocido lo llevó a decidir colocarse a trabajar en la carretera.
Durante la primera semana tuvo poco trabajo, pero con el paso del tiempo la gente lo fue conociendo y llegando a la zona.
«Puedo hacer canales para agua lluvia, conos y bandejas para molino, cubetas, graneros, baldes, regaderas, entre otras cosas; incluso he llegado a elaborar piezas de carros que clientes no encuentran y me piden que elabore», mencionó.
De lunes a viernes, José llega entre las 7 y las 10 de la mañana a su puesto de trabajo, en donde se mantiene hasta las 5 de la tarde; los sábados se retira a las 12 del mediodía.
El artesano se crio y creció en la ciudad usuluteca, pero actualmente vive en Santa María. Contó que inició más o menos a los 11 años a aprender en un taller el oficio, por influencia de sus parientes.
«En mi familia, la mayoría ha trabajado en esto; hoy hay pocos que son hojalateros porque muchos ya se murieron y ya no hay quienes quieran aprender, ya que este trabajo es un poco difícil y requiere paciencia», expresó el hojalatero.
El hombre mencionó que su hijo e hija no quisieron aprender el oficio, por lo que él los motiva para que continúen estudiando hasta sacar un título universitario.