El 27 de octubre de 2019, el cuerpo de Shaïna apareció calcinado casi por completo y con una quincena de puñaladas en un cobertizo próximo a su domicilio en Creil, al norte de París.
La muerte de esta adolescente, que estaba embarazada de pocas semanas y que fue víctima de agresiones sexuales dos años antes, conmocionó el país en un contexto de preocupación por los feminicidios.
El exnovio, que entonces tenía 17 años, acaparó las sospechas, aunque él defendió siempre su inocencia, incluso después del veredicto cuando gritó al jurado: «¡Os habéis equivocado! ¡Soy inocente!».
El fiscal había solicitado que se retirara la excusa de la minoría de edad del acusado para elevar la pena máxima de 20 a 30 años, pero el Tribunal de Menores de Oise, en el norte de país, no atendió la petición.
El fiscal defendió que el crimen estuvo «premeditado en cada paso».
Aunque algunos testigos clave cambiaron de versión o no aparecieron en el juicio empezado el lunes, la abogada de la familia de la joven, Negar Haeri, señaló que su culpabilidad se basaba en elementos «super objetivos».
Por ejemplo, explicó que el móvil del acusado y el de la joven estuvieron poco antes de los hechos cerca del lugar del crimen y que el acusado presentaba quemaduras en las piernas confirmadas por un experto médico.
La familia de Shaïna consideró la sentencia insuficiente. Su padre dijo a la AFP que estaba «decepcionado con la justicia».
«A la justicia no le importan las violencias contra las mujeres», dijo Haeri. Entre la detención provisional y las rebajas de pena, «saldrá en ocho años» de la cárcel, estimó.
Las cifras oficiales señalan que en Francia muere una mujer cada tres días a manos de su pareja o su expareja.
El número de feminicidios aumentó un 20% en Francia en 2021 respecto al año anterior, con 122 mujeres asesinadas por su pareja o expareja.
En el caso de Shaïna, la adolescente «vivió todas las violencias de género: una violación recalificada como agresión sexual, violencia física y psicológica, insultos, acoso», dijo Zoé Royaux, portavoz de la Fundación de Mujeres, al lamentar que la justicia «no siempre ha estado a la altura».